María O. Cordero
Perú es el cuarto país de América del Sur con el mayor número de casos confirmados de Coronavirus con 1.746 pacientes y 73 muertos, lo que ha obligado al Gobierno local a tomar medidas más radicales, como la asignación de turnos para salir a realizar las compras, inyectar liquidez a las empresas para poder cumplir con sueldos y pagos, así como fijar bonificaciones a las familias de más bajo estrato social.
La nación inca es también es el segundo destino de la región con más venezolanos residenciados desde que se desató la diáspora. Se estima que más de 800 mil criollos han ingresado a estas tierras desde 2013 y en la actualidad la mayoría trabaja de manera informal, por lo que la cuarentena los deja en casa sin generar más que deudas.
Angie Arvelaez, vive en Perú desde 2018 con su esposo y un tío. Como sus demás paisanos, busca rendir los ahorros y la comida para no verse tan llenos de deudas al finalizar el aislamiento preventivo.
“Teniendo en cuenta que del 100% de la población acá en Perú, el 70% se encuentra en el sector informal, es decir, si no trabajas no cobras y tampoco tienes ningún tipo de beneficio social, hace que la situación para los venezolanos sea de total incertidumbre. Ahora bien, mi día a día es levantarme a las 11:00 o 12:00 para hacer almuerzo de una vez y ahorrar comida, nos entretenemos con juegos en el teléfono y aprovechamos para hacer ejercicios, la TV muy poco así no usamos mucha luz y también se ahorra”, comenta.
Sobre los pagos obligatorios, detalla que la empresa del servicio de agua anunció que harán un prorrateo de la facturación a lo largo del año. La energía eléctrica prometió elaborar una norma para ver cómo van a cobrar y el alquiler la dueña del apartamento le dará tres meses para ponerse al día con el mes de marzo.
“Mis ahorros ya se acabaron y me han estado prestado para comprar comida y para enviarle dinero a mis hijos porque están pequeños y me los cuidan mis padres y ellos por su edad no pueden salir a trabaja, la cuarentena nos dejara a muchos peor de cómo llegamos”, añade.
Otro de los criollos que se encuentran surfeando la situación como inmigrantes en Perú es Juan Pacheco, quien a pesar que trabaja desde casa, no asegura tener los pagos debido a que su empleador solo le pagará comisiones de ventas.
“Afortunadamente estos primeros 23 días de cuarentena he podido solventar con el sueldo de la empresa donde laboro. ¿Con el tema de la comida? pues racionando. El Gobierno ha tomado las medidas en implementar un toque de queda a partir de las 6 pm hasta las 5 am, y el último pronunciamiento del presidente dictó que los días lunes, miércoles y viernes sólo podrían circular hombres en la calle y los martes jueves y sábado lo harán las mujeres todos de igual manera hasta las 6pm que empieza el toque de queda, y los días domingos nadie puede salir de casa”, relata Pacheco.
Puntualiza que a los ciudadanos peruanos en situación de pobreza extrema les han otorgado un bono social de 380 soles, lo que equivale al 35% del salario mínimo, pero a los venezolanos no les han prometido nada de forma puntual
Aura Porras también busca alargar las provisiones de comida y dinero que tienen en la tierra de Mario Vargas Llosa. Ella vive con su hermano en una habitación y su día comienza a las 11 de la mañana para hacer un “desayuno-almuerzo” debido a la gran incertidumbre de no saber qué viene luego y si tendrán suficiente comida para los días venideros. Todo está medido.
“Después de comer arreglamos y conversamos un rato con los demás muchachos que viven en el edificio. Hablamos con nuestras familias en Venezuela por WhatsApp y ahora es jugar ludo por Internet una buena manera de hacer bromas con tu familia a distancia. A punta de 4:00 pm hago el almuerzo para que sirva de almuerzo-cena, trato de que resuelto como se dice coloquialmente, porque no podemos descompensarnos, de ahí en adelante en el cuarto viendo TV y conversando si da hambre tarde un pedazo de pan, y esperando a salir de esta situación que nos dejara con deudas”, agrega Porras sobre su rutina en cuarentena.
Los venezolanos que se encuentran en Perú al igual que en otros países como España e Italia solo suman deudas que deberán pagar a lo largo del año, esto si corren con suerte de mantener sus trabajos una vez pase la pandemia.