Johann Rangel
El coronavirus fue un terremoto emocional por los cambios drásticos en la conducta de los venezolanos, aún bajo esta condición conserva la alegría, algo que lo distingue en el mundo y es objeto de estudio. “El venezolano es alegre, pero eso está muy escondido”.
Así lo considera la psicóloga clínico Yorelis Acosta, en la Conversa 2.0 con el director del diario 2001, Juan Ernesto Páez Pumar, durante un Instagram Live en la cuenta @2001online.
Acosta explicó que con la pandemia, se estableció la cuarentena, pero antes las condiciones de vida afectaron la psicología del ciudadano. “El encierro llega cuando los venezolanos ya se sentían golpeados, debilitados y tristes. El estado de ánimo es el de tristeza, incluso el de la desesperanza para algunos venezolanos”, precisó.
Afirma que el “coronavirus fue como un terremoto emocional para todos, algunos se cayeron, representó un gran sacudón. Un viernes nos dijeron nos quedamos en la casa, al principio el asunto se veía como lejos, eso en China, y vemos cómo se fue acercando esta pandemia”.
Esta situación “tiene desequilibrado a mucha gente, hay personas que no se adaptan a los cambios, que el no ver un punto final a esta situación, también, los tienen muy descolocados, y eso ha dado lugar a una sintomatología”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como un estado de bienestar, donde eres capaz de evaluar el día a día. “Para mi es tranquilidad, sería preguntar si en este momento se sienten tranquilos, el que duerme se puede desconectar o te llevas las preocupaciones para tu cama. Cuando el despertar es descansado, con buen estado de ánimo, enfrentarte al día a día o por el contrario hay preocupación por lo que toca resolver en lo cotidiano que es mucho y muy difícil”.
Pero la pandemia exacerbó la preocupación, aclaró que “una persona puede estar preocupada, pero que ese no sea el estado de ánimo principal. Hay gente que durante todo el día están preocupadas con un estado de alerta alto, con síntomas de alta intensidad y definitivamente no consiguen tranquilidad. Allí no hay paz”.
Con el coronavirus la ansiedad y estrés quedan “intensificados en un momento como este”. La psicóloga explicó que el ansioso está pensando siempre en el futuro e imaginando el peor escenario posible. Su misma predisposición no le permite un pensamiento equilibrado. “No se puede estar enfocado en solo los aspectos negativos, porque se estimula en el cerebro, las áreas y hormonas de emociones negativas, y hay una conexión entre la mente y el cuerpo, entonces, las emociones van a activar las mismas áreas del cerebro que se activan cuando se está enfermo”.
Otro de los cambios experimentados en las personas es que aprendieron a valorar más a la familia y los momentos.
Estado de bienestar
Previo al COVID-19, los venezolanos quedaron impactados por los apagones el año pasado. Las desmejoras en los servicios públicos como electricidad, agua, gas y suministro de gasolina cambió la forma de alegrarse porque por ejemplo fueron menos horas de cola o espera.
La psicóloga indicó que “estamos enfermos socialmente, no te puedes alegrar porque la espera por gasolina fueron cuatro horas, mi felicidad no puede estar atada si conseguí papel higiénico o harina”. Otro síntoma es que todo lo conversado “pasa por la crisis, hay gente que comenta los problema para desahogarse”.
La población “no se está acostumbrando, sino sufriendo, ese es el malestar físico y mental”. Desde marzo, el coronavirus, trajo nuevos miedos: a contaminarse, a la muerte, que le pase algo a los familiares, acudir al sistema de salud público.
Dice que el trabajo en casa es complicado, porque “estamos trabajando más, de día de noche, si le internet le funciona mejor, trabaja a medianoche y todo esto ayuda al agotamiento”.
Emociones
Las emociones negativas complementan las positivas. Hay emociones negativas que son básicas, sentir miedo, tristeza, rabia “son inevitables”, pero lo importante es que la activación no paralice.
“La depresión no es un estado emocional, es una enfermedad, en cambio, la tristeza es transitoria”. La desesperanza es otro estado emocional, pero “no te lleva ese final catastrófico. Es pensar que estas en el peor de los mundos, estar condenado a estar acá y es imposible que esto cambie”.
Todos los estados negativos deben ser transitorio, subrayó la psicóloga.
En casa
La reorganización en el hogar es necesaria para seguir adelante, porque con el encierro, todos están en casa. “Tenemos que sentarnos para establecer nuevas normas de convivencia, cómo vamos distribuir nuestro hogar, nuestra forma nueva forma de trabajo, horario para el respeto del trabajo del otro, colaboración. Es el momento de la colaboración, de las normas y del silencio, tanto para trabajar como bajar el ruido mental”.
Entre las recomendaciones para ganarle a las emociones negativas, es incluir actividades positivas. “No se puede estar todo el día pensando en los problemas que tenemos y si lo va a hacer, ver, qué se puede hacer para resolverlo, y desconéctese del día”.
La oración de acuerdo a la religión que practica la persona, es una forma de ayuda frente a los problemas. La psicóloga finalizó con la pregunta: ¿Están listos psicológicamente para el 2021?