@gatotell / Coach profesional, Master PNL
Es así, el problema no es el problema, para mí al menos los problemas le dan a la vida ese sentido, más allá de obviamente los momentos de felicidad y mi estado de bienestar, los problemas de mi vida me han hecho ser quien hoy soy, y eso no aplica solo a este servidor, gracias a los problemas que la raza humana se ha encontrado en el camino, como trasladar un objeto de un lado a otro con menos esfuerzo, allí inventamos la rueda, hasta la vacuna contra la covid 19, el hombre y su manera de afrontar los problemas, ha logrado salir adelante, y es allí donde está el verdadero asunto, “ el problema no es el problema, el problema, es la actitud que tú tienes ante el problema” .
Aquí me quiero enfocar en esas distintas formas de afrontar un problema y claro está, su resolución o no:
Desde la negación
Eso no es un problema, eso no está pasando, ese no es mi problema o yo no soy responsable de eso.
Es aquella persona que niega la situación , que no la hace suya, que muy por el contrario muchas veces encuentra en el otro al supuesto culpable de lo que pasa, el que se niega a ver el problema o aceptarlo, simplemente vivirá con él hasta que lo acepte.
Desde la evitación
es el que sabe que algo pasa, que está allí, pero que prefiere no verlo, evitarlo, pensando que se irá así como se presentó y ya todo estará bien, a veces ocurre, el problema se va, pero luego regresa, con otro nombre y más fuerte, así es la vida, ella hasta que no lo resuelvas y lo aprendas, te seguirá dando la lección, por mucho que no la quieras ver, es decir la misma piedra y cada vez más grande ira apareciendo por el camino.
Desde la tozudez
Alguien tozudo, es obstinado, terco, intransigente, es el que cree que solo su manera de hacer las cosas en la que funciona, que solo él es capaz de afrontarlo, no pide ayuda jamás y es el que tropieza una y otra vez con la misma piedra.
Desde la rendición
Esta manera de afrontarlo tiene que ver con entender y creer. Primero entender que ya he hecho todo lo que he podido hacer, que acepto que el problema me supera y que no está en mí al menos por ahora solucionarlo y lo dejo en manos de eso que creo es superior.
Dios, la energía, el universo, como le quieras llamar, entiendo que tengo un camino trazado, que hay experiencias que he venido a vivir y aprender, que lo que me pasa tiene un por qué y un para qué, y que tengo la certeza de que eso que me pasa, desde mi fe tendrá una solución, por eso me rindo.
Algo que es absolutamente válido, ante aquello que es más grande que yo y que eso que también lo es, desde su amor y sabiduría, lo va a solucionar de la mejor manera para mí.
Desde la asertividad
Aquí primero acepto que tengo un problema, entiendo que soy parte de él, es decir también asumo mi responsabilidad en el problema y así como comprendo eso, me hago consciente que también soy parte de la solución ¿para qué me pasa esto?
¿Qué de bueno hay en esto que me pasa? No conecto con la circunstancia, ejemplo ¡necesito una casa!
Reencuadra y piensa ¿qué puedo hacer para tener una casa?
Entonces, problemas vamos a tener seguro, que ¿ellos nos permiten evolucionar?, depende, de cómo y desde dónde los afrontes, así que, cuando se te presente un problema, observa desde la emoción correcta, en la serenidad, la fe y el manejo efectivo de la situación estará el aprendizaje, la solución tu crecimiento.
Lea más artículos y reflexiones de Guillermo Tell Trocóniz haciendo CLICK AQUÍ
Para mantenerte informado sigue nuestro canal en Telegram https://t.me/Diario2001Online