Muchos analistas desde el inicio de la contienda especulaban acerca de la participación millennial (nacidos después de los años 80) y de la generación Z (a partir del 97) en las elecciones de los Estados Unidos del pasado 3 de noviembre, sobre todo por el repunte de manifestaciones ante los excesos policiales contra ciudadanos de color en diferentes condados, el surgimiento del movimiento “Black Lives Matter” y el desarrollo de la pandemia de COVID-19.
Para saber del despertar del llamado “voto joven” en EEUU se los ilustraré en tres síntomas, el primero, fue el número de la votación temprana: la última elección fue de 47 millones de votos anticipados, mientras esta vez fue de 93 millones de electores, una cifra que superó como podrán verlo. Sin embargo, como dice el dicho “una imagen vale más que mil palabras” o en este caso estadísticas, el segundo síntoma de la participación millennial y de la generación Z fue como inundaron las calles estadounidenses y las redes sociales portando sus stickers del “i voted” o yo voté.
Hasta este momento no se ha podido contabilizar cuanto ha sido el voto millennial y de la generación Z en total porque como ya saben el proceso aún no ha terminado ya que siguen contando los votos de los estados de Giorgia, Pennsylvania, Alaska, Arizona y Carolina del Norte, pero la cantidad de jóvenes con tapabocas, franelas y calcomanías de “i voted” fue realmente épico. Sin contar la campaña que hicieron famosos en las redes sociales como Selena Gómez, Taylor Swift y Lady Gaga, por sus inclinadas tendencias hacia Joe Biden.
Sin embargo, el partido Republicano no se quedó atrás en este espacio electoral, en este momento tiene la bandera de la participación joven dentro de la política ya que lograron la curul en la Cámara de Representantes para el congresista más joven de la historia moderna de los EEUU. Madison Cawthorn un joven, discapacitado motor y empresario de 25 años que no solo triunfó en los comicios nacionales sino que le ganó las elecciones internas a la candidata de Donald Trump. Cawthorn le quita la batuta de ser el más joven dentro de la cámara baja a la socialista Alexandria Ocasio-Cortéz quién había llegado con 30 años al legislativo norteamericano y lo más jocoso es que este “chamo” obtuvo la victoria con su rebeldía e ironía, desafiando a la derecha demócrata y a Nancy Pelosi (presidenta de la Cámara de Representantes y miembro de la tolda azul) con su frase “lloren más, liberales” que tuiteó tras conocerse la proyección que le daba la ventaja en su distrito.
Ahora bien, cerradas las urnas electorales, se pudo conocer que el voto anticipado en la escala de voto joven (parte millennial y parte generación Z), es decir, entre 18 a 29 años fue de seis millones de votos de esos 93 que les había comentado anteriormente, comparado con dos millones de electores jóvenes que hicieron lo propio en los comicios presidenciales en el 2016, es decir cuatro veces más. Y el tercer síntoma de la votación millennial y generación Z (no crean que me había olvidado de mencionarlo) fue que tras emitir su derecho al voto, recorrieron las calles de cada estado, condado, distrito y “streets”, haciendo un llamado casa por casa, para que salieran a sufragar.
Quizás me dirás que es muy temprano aún para dar esta opinión meramente especulativa, pero ¿si a mí me preguntas? Estoy casi seguro que las posturas de Trump sobre la COVID-19 fueron el detonante para el despertar del voto joven, inactivo por excelencia, que ante el aumento exorbitante de muertes decidió ilustrarse y descubrir que el magnate, hoy posible ex presidente de la nación estadounidense, se había equivocado en sus políticas públicas en materia sanitaria y que probablemente hayan hecho voto castigo a Trump y no por conexión a Biden.