La socialdemocracia que habia sido olvidada en la historia por el neoliberalismo, hoy ha resurgido.
Así lo vemos con la llegada de Olaf Scholz a la cancillería alemana y la victoria de Antonio Costa en Portugal.
El señor Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, ha resaltado la necesidad de crear un eje socialdemócrata europeo y yo le sumaria Latinoamericano de la mano con la izquierda moderada.
Es posible que la pandemia haya puesto en evidencia la necesidad de que lo público deba levantarse para afrontar las distintas crisis, como la de salud que en definitiva a generado a la económica, sobretodo en los estratos de mayor desigualdad.
Las consecuencias de Ucrania
En un reportaje que se realizo a políticos socialdemócratas, sobre si piensan que esta ideología pueda volver a jugar en el escenario geopolítico del Nuevo Orden Mundial que surge tras la guerra en Ucrania, no dudan en afirmar que a la socialdemocracia le espera un nuevo amanecer ya que sigue siendo la combinación más inteligente de libertad y justicia.
Para otros, la socialdemocracia recobra un impulso importantísimo porque el dominio del neoliberalismo en la globalización durante los últimos años ha dejado un abismo de desigualdad.
Hoy a causa de la pandemia existe un fortalecimiento del Estado y la socialdemocracia aparece como una vacuna ante el nacionalismo y la ultraderecha.
El fantasma de la Segunda Guerra Mundial en Europa y la semejanza del planteamiento actual al de la Crisis de los Sudetes, dan una visión algo angustiada por parte de los Europeos que ven a esta nueva guerra en las puertas de casa y donde las políticas de Estado Bienestar vuelven como una opcion.
Plataforma para ideologías
La guerra en Ucrania se presente como plataforma para esta ideología que difícilmente es compatible con el ultra nacionalismo y es definitivamente antagónica con el independentismo. La socialdemocracia lidera gobiernos en países nórdicos, así como en España, Alemania y Portugal.
Hoy se ha colocado al Estado y la sociedad en el ojo del huracán. Hay que decir también que hay una tradición socialdemócrata, muy clara en el laborismo británico, y que entiende que solo es posible un Estado robusto en el marco de una sociedad civil activa. Debemos recordar que después de la segunda guerra mundial la socialdemocracia fue protagonista en la formación de la actual estructura Democrática en Europa y de gran influencia en Latinoamérica.
Era de desigualdades
Las sociedades están hoy afectadas por una gran desigualdad, las enormes ganancias de productividad de las últimas décadas y la amplitud de los sistemas de seguridad social, han llevado a la aparición de una pobreza material efectiva, evidente en los sectores más olvidados de la sociedad.
Las opciones más radicales de derecha y la extrema izquierda hoy suman audiencias. Pero la socialdemocracia mantiene su centro.
Puede que algunos de los rasgos más destacados de la socialdemocracia, como es el Estado de Bienestar amplio y universalista, altos niveles de sindicalización y las negociaciones corporativas tripartitas; sean ahora el nuevo enfoque de las masas.
Sin duda, los mismos europeos debaten intensamente su viabilidad actual en un contexto de cambio de las estructuras demográficas, los mercados de trabajo y la movilidad del capital.
El problema de la representatividad
La realidad es que hoy algunos partidos no representan como antes opciones estratégicas e ideológicas y en algunos países ha nacido un voto social, que no quiere decir que sea socialista o socialdemócrata y que demanda más políticas sociales.
En cuanto al efecto de la guerra se podría prever que la socialdemocracia, si mantiene su creciente liderazgo en la estrategia de impulsar al máximo la confluencia europea y latinoamericana, poco a poco otra vez, ira adquiriendo mayor legitimación y probable apoyo electoral.
Todo esto es el resultado de una nueva visión de los postulados socialdemócratas como opción relevante que se conecta con la realidad social y económica. Un capitalismo que vea el rostro humano, con una libre empresa, dirigiendo la economía hacia los menos asistidos, con proyección del trabajo y desarrollo de la calidad de vida, claro esta, de la mano con la empresa privada.
Oídos sordos
El socialismo extremo se niega a escuchar y a revisarse perdiendo su realidad programática, pero la socialdemocracia que si puede dialogar, conversar y llegar a consensos, logra una evaluación interna programática con la vista en el futuro.
La socialdemocracia tiene el desafío de enfrentar esta crisis de valores y objetivos.
Vivimos en nuestro país, una crisis de Liderazgos, donde los inmediatistas pretenden vender ahora, que son la única opción a las próximas elecciones sin explicar todavía del porque el abstencionismo de ayer.
Gran parte del liderazgo político ha olvidado la formación de las próxima generaciones y no se enfocan en hacer país.
Hoy se ve un retroceso de la derecha con cierta dosis de realismo político, cuando abandona su confortable lugar e intenta dilucidar las dudas que están detrás de este problema.
En Fin, ya veremos, cómo decía el maestro Zen !
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