En medio de todas las situaciones adversas que nuestra nación afonta hoy, los venezolanos no nos rendimos cuando se trata de aspirar a una tierra próspera, justa y segura.
Y no solamente se trata de una aspiración. Estamos hablando de la disposición de trabajar por lograrla.
Sabemos que, más que un sueño es un derecho, tenemos capacidades de sobra para convertirlo en realidad.
Empezar el Plan Venezuela
Ahora, ¿por dónde comenzamos?
Si pudiéramos hacer una lista de deseos para el país, la deberían encabezar el poder adquisitivo, un sólido sistema de pensiones, educación de primer nivel, institucionalidad, paz y seguridad como pilares fundamentales.
El poder adquisitivo es una necesidad fundamental para que las familias venezolanas puedan vivir con dignidad su presente y planificar su futuro.
Sí, necesitamos que a los bolsillos de cada compatriota entre dinero suficiente como para mantener el sustento de su hogar y una calidad de vida que recompense a la familia por su esfuerzo y su trabajo.
Las necesarias mejoras económicas
Construir una Venezuela con poder adquisitivo implica comprometerse con políticas económicas responsables, llamar a la inversión mediante la creación de un entorno favorable y generar empleo sostenible.
El crear un ambiente propicio para el crecimiento económico a través de medidas que al parecer suenan tan obvias, no es sin embargo para nada fácil.
Implica audacia, valentía, un profundo cambio en la forma de pensar y, especialmente, mucha constancia.
Un buen sistema de pensiones es una muestra de respeto y reconocimiento hacia nuestros adultos mayores, quienes han contribuido a lo largo de su vida al desarrollo del país.
La realidad es otra
Lamentablemente, no es lo que estamos viendo en este momento.
El monto irrisorio que reciben nuestros abuelos no solamente es ofensivo, sino prácticamente inútil, incluso para cubrir sus necesidades más básicas.
No es lo que merecen quienes dedicaron su vida al país y ahora tienen que retirarse protegidos por una bien ganada seguridad.
La educación en el Plan Venezuela
En cuanto a la educación, es allí donde nos estamos jugando el futuro.
Sí es posible tener en nuestra tierra una educación pública de primer nivel. Es una inversión en el progreso y también es la verdadera igualdad de oportunidades.
Esto implica no solo garantizar las infraestructuras adecuadas –muy lejanas de las actuales- y recursos suficientes, sino también formar a docentes bien remunerados, que no deban cambiar de oficio o emigrar para conseguir un nivel de vida justo.
También toca promover una currícula educativa actualizada, que prepare a los estudiantes para los desafíos que nos está planteando el siglo XXI.
La institucionalidad es fundamental para una nación robusta y transparente, que pueda materializar estas metas.
Esto implica fortalecer las instituciones y promover la participación ciudadana en la toma de decisiones.
La paz y la seguridad son la base sobre la cual se construyen todas las demás aspiraciones.
Sin un entorno seguro, es difícil avanzar en otros aspectos. La ausencia de paz afecta la calidad de vida de los ciudadanos, además de desincentivar la inversión y el crecimiento.
La unión de todos
Un proyecto nacional que involucre a todos los sectores de la sociedad es esencial para construir una Venezuela cohesionada y enfocada en metas comunes.
Este proyecto debe trascender las diferencias superficiales y ser impulsado por el bienestar.
Solamente se puede materializar al trabajar juntos, y juntos recogeríamos los frutos de un esfuerzo que nos una como nación.
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