La donación de dosis por parte de los países que han vacunado a una parte significativa de su población es la forma más rápida para que los países más pobres tengan acceso a ellas, frente a la desigual distribución de vacunas contra la COVID-19 en el mundo.
En ello coincidieron hoy expertos de la industria farmacéutica y de entidades sanitarias y de investigación europeas.
"A corto plazo solo la solidaridad, expresada a través de compartir dosis, servirá para afrontar esta inaceptable desigualdad". Dijo el director general de la Federación Internacional de Productores Farmacéuticos, Thomas Cueni, en un debate organizado en Ginebra por el Club de la Prensa Suiza.
El representante de las farmacéuticas consideró que la suspensión de las patente que protegen la propiedad intelectual de las vacunas no representa la solución para que los países de menores recursos y más vulnerables ante la pandemia puedan protegerse.
Esta es una alternativa que se ha discutido en los últimos meses en la Organización Mundial del Comercio. Pero que ha sido bloqueada por un grupo de países desarrollados donde operan importantes farmacéuticas.
La directora de investigación del Instituto Nacional de la Salud e Investigación Médica de Francia, Marie-Paule Kieny, reconoció que levantar las patentes no sería suficiente para que productores en distintos países empiecen a fabricar versiones genéricas de las vacunas contra la COVID-19.
"Hay un conocimiento que falta en muchas regiones", comentó.
Debate por las patentes de las vacunas
Los expertos han señalado que, aunque las patentes que protegen la propiedad de las vacunas no existiesen más. Su producción requiere de un conocimiento muy específico y de personal altamente cualificado.
"Si se permitiera hacer las vacunas a otros, esto no ocurriría la próxima semana, se necesitarían meses para tener disponible la cantidad de vacunas necesarias". Sostuvo Kieny, exdirectora adjunta de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Consideró que la tensión que existe actualmente por la abundancia de vacunas en algunos países y su escasez en la gran mayoría podría aliviarse gradualmente, conforme el mecanismo COVAX -creado para reducir esta desigualdad- obtenga dosis de nuevas vacunas aprobadas por la OMS.
Entre ellas figuran la de la compañía china Sinopharm, que recibió recientemente la autorización de uso de emergencia de la Organización. Así como las de Sinovac y la rusa Sputnik, que están ahora en el procedimiento para obtener el mismo estatus.
Actualmente, COVAX se apoya fundamentalmente en la vacuna de AstraZeneca. Pero su suministro se ha visto afectado por la decisión de la India de detener su exportación. Para atender sus necesidades internas ante la grave ola de la COVID-19 que afronta actualmente.
AstraZeneca había firmado un acuerdo con un importante productor indio de vacunas con el objetivo de aumentar su producción.
Por otra parte, el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja pidió hoy a los Estados y farmacéuticas avanzar más rápido hacia una solución ante la flagrante injusticia en el acceso a las vacunas.
"Necesitamos acordar ahora vías para aumentar la producción de vacunas y su distribución. Estos tiempos extraordinarios de pandemia requieren medidas excepcionales de todos", señaló el Movimiento en un comunicado.
EFE
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