Cada vez se va observando con mayor frecuencia la incursión de niños en el mundo criminal, menores desde aproximadamente los ocho años en adelante.
Marco, nombre ficticio para proteger su identidad, desde pequeño fue parte de esa larga lista de menores que forman parte de la criminalidad.
Se formó como delincuente en la parroquia Coche y se interesó por ese mundo debido a la pobreza en la que se encontraba.
“Nosotros éramos como nueve hermanos y mi madre no podía mantenernos a todos, yo terminé siendo indigente en la calle, buscando qué comer”, contó.
Marco reveló que una banda de la zona comenzó a ofrecerle comida y donde dormir. “Me fueron reclutando poco a poco, sin yo darme cuenta al principio, luego tenía en mis manos drogas y armas, comencé como garitero y luego fui subiendo con malas vainas, era un diablo en la calle”, refirió.
De acuerdo al reciente informe de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), 1,7 millones desertaron del sistema educativo venezolano por múltiples motivos. “La plata que se gana siendo malandro es mucho mejor, uno se encariña con la plata y es difícil salir de ese vicio”, afirmó.
El joven contó que a pesar de que se vestía con las “mejores pintas” (ropa) y que tenía “mucha plata” en sus bolsillos. “Uno se olvida de la familia, de buscarlos y de estar con ellos, no podía porque eso era un cuchillo para mi cuello”, reveló el joven que estuvo preso cinco años en Tocorón.
Actitudes
En los barrios se ha vuelto costumbre escuchar a un niño jugando a pistolitas. Diciéndole a otro “Te voy a matar”. Otros imitan las actitudes de líderes de bandas. En las zonas de Sabana Grande, Chacaíto, ciertos puntos de la capital, se observa como estos niños en situación de indigencia se la pasan en grupos, adoptando actitudes de pandillas, para protegerse entre ellos. El pasado junio de este año se hizo viral un video en el que un grupo de menores ingresaron a un Farmatodo en Puerto Ordaz, Bolívar, para agredir y tener un comportamiento “abusivo” contra los clientes del establecimiento.
“Llama a la policía esto no puede ser. Llamen a la patrulla, estos niños agredieron a la señora, a todos los que entran y salen, lanzan cosas”, gritaba una mujer que grababa a los niños.
En el material audiovisual, los menores se burlaban de los adultos y hasta bailaban frente a ellos. Algunos consideraban que los niños solo buscaban llamar la atención para recibir apoyo financiero o alimentos, mientras que otros opinaban que su conducta es producto de la “descomposición social del país”.
Inicios
En las bandas criminales los menores pasan por diversas etapas para ser parte del mundo delictivo. A la primera se le conoce como “mandadero”, en el que los niños comienzan a darles recados a los miembros de las bandas a la que pertenecen u otra organización criminal, incluso llevan drogas.
En el segundo, cuando ya tienen edades entre los 12 a los 18 años, son “gariteros”, que desempeñan un rol como “vigilantes” en las entradas de los sectores que domina la organización criminal y avisan a los líderes cuando observan la presencia de funcionarios policiales o bandas rivales.
En el tercero, estarían los luceros, que son los miembros de la organización criminal, que siguen al líder de la banda, con edades comprendidas entre los 18 a los 22 años. Los lugartenientes, se conoce que son los segundos al mando..Por último, el cabecilla o “principal”, es el que dirige y su apodo regularmente define el nombre de la organizaciòn criminal que domina las actividades delictivas de la organización criminal, ya sea secuestros, robos, entre otros.
El dato
27 % de menores de entre los 12 y 17 años se encuentran en rezago escolar severo. En el caso de los varones se ha duplicado, y en las hembras es el triple, con niveles de atraso escolar.