Un preso que llevaba 25 años en el corredor de la muerte falleció en una prisión de Florida sin que ni siquiera se hubiera fijado aún la fecha de su ejecución.
Así consta en el registro del Departamento de Prisión de Florida, que no añade más detalles sobre las circunstancias de su muerte. Únicamente señala que pasó a estar bajo custodia el 22 de enero de 1991 y dejó de estarlo el 8 de febrero de 2013.
El tiempo medio que pasan los reos de Florida en el corredor de la muerte es de 13,22 años antes de ser ejecutados, según el departamento estatal de prisiones, aunque entre los más de 400 reos que esperan ser ejecutados hay quienes llevan cuatro décadas.
El fallecido el pasado viernes es Thomas Wyatt, un hombre blanco nacido el 6 de enero de 1964 al que también se identificaba como John Wayne Rassel.
Inicialmente fue detenido en 1982 y en mayo de 1988 logró fugarse de una prisión de Carolina del Norte junto a otro preso, Michael Lovette.
Según las autoridades, ambos huyeron a Florida, donde robaron y asesinaron a tres empleados de un Domino’s Pizza, en Vero Beach. Unos días después asesinaron a una mujer que habían conocido en un bar cerca de Tampa.
Fueron acusados de cuatro delitos de asesinato premeditado en primer grado, un cargo de agresión sexual, tres de secuestro, dos por robo con un arma de fuego, tres por robo de mayor cuantía, uno de incendio provocado y otro por posesión de arma siendo un convicto.
Siempre según la acusación, Wyatt y Lovette entraron a la pizzería antes de la medianoche del 17 de mayo de 1988. El primero violó a la esposa del gerente mientras esperaba que la caja de seguridad fuera abierta para robar el dinero. Después disparó contra ella, el gerente y uno de los empleados que entregaba pizzas a domicilio.
Wyatt recibió en total dos condenadas a pena de muerte, así como cinco cadenas perpetuas y un total de 25 años de prisión adicionales. Sus abogados aún estaban tratando de rebatir las condenas en los tribunales.
En julio de 2011, el Tribunal Supremo de Florida ratificó su veredicto de culpabilidad y la sentencia a muerte de Wyatt, que había solicitado que se celebrara un nuevo juicio por el triple asesinato perpetrado en 1988.
Alegaba que los fiscales presentaron pruebas en su contra basadas en un Análisis Comparativo de Plomo de Balas (CBLA, por su sigla en inglés), un método que entonces se consideraba válido, pero que ahora no se percibe como totalmente fiable.
Otro alegato del prisionero se basaba en que pruebas recientemente descubiertas indicaban, según él, que un testigo clave de los fiscales suministró falsas declaraciones.
Sin embargo, en su fallo el tribunal dictaminó que el reo no demostró que los argumentos podrían absolverle o que requería de un nuevo juicio.
En cuanto al CBLA, el FBI entendía que al comparar la composición primaria del plomo de las balas hallado en los cuerpos de las víctimas y el de las que estaban en posesión del reo después de los asesinatos, se podía determinar que procedían de la misma caja de municiones o de otra "fabricada en el mismo lugar o en la misma fecha".
El FBI era la única agencia que utilizaba el CBLA en 2005 y tan sólo tres años después anunció que no seguiría usándolo.
La agencia también informó a los fiscales, tras revisar lo dicho por su experto, que éste se había excedido y no podía respaldar ese testimonio.
Respecto al falso testimonio, el acusado alegó que otro prisionero, Patrick McCoons, suministró declaraciones en el juicio del condenado a muerte que lo incriminaban y posteriormente reconoció a otros reos que había mentido. /EFE
(KC)