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Sospecha, miedo, amor y sangre: Crímenes pasionales enternecedores en Venezuela

Martes, 15 de febrero de 2022 a las 10:00 pm
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Los celos, la ira, el desengaño, un silencio que termina devastando, las marcas que van dejando los crímenes pasionales de décadas o aquellos de estos tiempos actuales, con alevosía y premeditación.

La noche del viernes 31 de julio del 2020, Karla Ríos Rodríguez, de 39 años, salió de su apartamento y llegó hasta la planta baja del edificio, ubicado en la avenida Baralt del municipio Libertador de Caracas. Quería entregarle un encargo a su sobrina, pero la sorprendió su expareja Edward Chacón, quien le propinó dos disparos, uno en el pecho y otro en la cabeza. A pesar de sus esfuerzos por sobrevivir, falleció cuando la trasladaban al hospital Vargas de Caracas.

Karla había finalizado una relación por cinco años que mantuvo con Edward Chacón. Ella era víctima de maltratos físicos y psicológicos, que continuaron a pesar de la separación.

La víctima lo denunció ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) por violencia verbal, psicológica y física. A pesar de ello no lo detuvieron.

Karla le pedía ayuda a sus amistades y familiares para resguardarse. En una oportunidad el hombre la sometió con un arma y un cuchillo, se la llevó secuestrada. También le mandó videos amenazando con matarse si no regresaba con él. Uno de esos videos causó revuelo en las redes sociales.

Actualmente funcionarios del Cicpc siguen tras la pista de Edward Chacón, publican alertas de búsqueda por si alguna persona conoce sobre el paradero de este sujeto.  

Incesto

Ruth María Lasso Ahumada, de 35 años, por años sufrió abusos por parte de su propio padre. Quien la convirtió en su pareja y con quien también procreó.

El sábado 28 de agosto de 2021, su padre la asesinó en una trocha, colindante con Táchira, frente a su hijo de 18 años y un hermano de 13 años.

Ruth María en abril de 2020 buscó protección para su hija de seis años debido a que temía que pasara por lo mismo que ella vivió con su padre y pareja.

Asistió al Sistema de Protección del Niño, Niña y Adolescente, en Bolívar, con la intención de proteger a su hija.

Para el momento del crimen Ruth María envió alrededor de 20 notas de voz en los que le pedía a una tía que protegiera a su hija de seis años.

Su hijo de 18 presenció el crimen, vio cuando su padre la atacaba a puñaladas y luego se perdió entre la maleza.

El pasado 12 de septiembre de 2021, se entregó el homicida a la Fiscalía de Cúcuta y aceptó todos los cargos por el crimen de su hija y también pareja sentimental.

El payaso asesino

Como “monstruo de Carapita” o el “payaso asesino”, así nombraron Rigoberto Enrique León, de 36 años. Quien abusó sexualmente y mató a Danyerling Josefina Heredia Salave, una joven de tan solo 14 años.

El 15 de octubre de 2017, los vecinos del sector El Cardón de Carapita, parroquia Antímano del municipio Libertador de Caracas, encontraron en un basurero un saco que contenía el cadáver desnudo de Danyerling Josefina.

Solo tenía una zapatilla, su ropa estaba doblada dentro del saco, presentaba puñaladas en el pecho y la abusaron sexualmente. El hombre que la había asesinado respondía al nombre de Rigoberto Enrique León, quien se desempeñaba como payaso en fiestas infantiles.

La adolescente de 14 años tenía dos años siendo acosada por parte de su vecino, Rigoberto León. Eran varias las oportunidades en las que este hombre la sorprendía, le lanzaba besos y le profería ofensas sexuales. En uno de estos casos este sujeto intentó darle un beso en la boca, ella le propinó una cachetada y salió corriendo.

La adolescente le contaba a su madre, y ella a su vez fue hasta la casa de su vecino a reclamarle. Pero él sonrió, dijo que “eran cosas de muchachos” y la progenitora de la joven no siguió insistiendo.

El día del crimen la víctima salió de su casa a la vivienda de su abuela en el sector. En el camino, la jovencita tenía que pasar por el inmueble de Rigoberto momento en el que este, aprovechó para someterla.

Rigoberto León encendió un equipo de sonido a todo volumen para evitar que la gente escuchara los gritos de la menor mientras la violaba y apuñalaba.

Una niña de seis años fue clave para descubrir a este homicida, quien luego quedó capturado en la calle Los Hoteles de Plaza Venezuela.

Se conoció por medio de vecinos que en una oportunidad una dama pasaba frente a la casa de Rigoberto y él le gritó: “Ven a mi casa. Aquí está el diablo. Échame agua que me estoy quemando”. “Ese hombre consumía drogas y en una oportunidad invitó a dos mujeres a su casa para consumir y se presumía que había abusado de ellas”.

Roxana Vargas

En el año 2008 se reveló la vida oscura y depravada de un psiquiatra acusado por la violación y el asesinato de la estudiante de comunicación social Roxana Vargas, de 19 años, quien era su paciente y con quien sostuvo una relación sentimental.

Oriunda de Valle de la Pascua, estado Guárico, Roxana Vargas llegó a Caracas para iniciar sus estudios universitarios. Se inscribió en la carrera de Comunicación Social en la Universidad Católica Santa Rosa (Ucsar) y después de un tiempo comenzó sus pasantías en Radio Caracas Televisión.  

La estudiante padecía de problemas emocionales, cuadros de depresión y bulimia. Por este motivo su madre decidió llevarla al consultorio de quien era su psiquiatra: Edmundo Chirinos.

 

En el año 2007 iniciaron las consultas de Vargas con Chirinos y comenzó una tormentosa relación entre ambos.

Tras varios meses de relación y de encuentros en el consultorio, la joven desapareció y luego hallaron su cadáver en Parque Caiza.

En el año 2010, el exrector de la Universidad Central de Venezuela quedó sentenciado a 20 años de prisión en la cárcel de Yare III. Para marzo de 2012 recibió una medida cautelar de casa por cárcel debido a complicaciones de salud. En agosto del año 2013 falleció en su residencia a los 78 años de edad.

Javier García

El 15 de julio de 2008, asesinaron al periodista Javier García, de la cadena privada RCTV Internacional. En ese entonces se afirmó que el crimen fue pasional. El hecho ocurrió en su residencia, en el sureste de Caracas.

Un hermano de Javier García tenía llaves, entró al apartamento y se percató de que había varios objetos fuera de lugar. La habitación de García estaba cerrada y llamó a los bomberos para forzar la puerta, al abrirla encontraron al periodista sin signos vitales, en el centro de su cama en posición de decúbito dorsal con los brazos extendidos.

El 11 de marzo de 2018, diez años después, mataron al hermano del periodista en circunstancias parecidas dentro del mismo apartamento.

Pedro García, médico y profesor universitario, lo encontraron muerto en el mismo apartamento donde hace diez años asesinaron su hermano menor, el periodista Javier García.

A la víctima la encontrada en la cocina, junto a un tubo, que usaron para golpearlo hasta causarle la muerte. El caso también se manejó como un crimen pasional, debido a que el asesino era un “mano negra”, quien recibía ayuda de varias personas a cambio de favores sexuales.

Inca Valero

En la habitación 624 del Hotel Intercontinental de Valencia en Carabobo, Edwin Valero asesinó a su esposa Jennifer Carolina Viera en abril de 2010. Las autoridades encontraron el cadáver con heridas por arma blanca en diferentes partes del cuerpo.

El Inca Valero presentaba problemas con drogas y alcohol. El púgil abandonó la rehabilitación en la que se encontraba para la fecha del 8 de abril de 2010. En marzo de ese año agredió a su pareja. Ella presentó varias costillas fracturadas. Su esposa no presentó cargos y aseguró que había sufrido una caída. El personal médico, sin embargo, denunció que Valero la había golpeado.

El Inca, de acuerdo con la versión de la agencia AP, estuvo internado el 28 de marzo en un centro de rehabilitación de Mérida por decisión de un tribunal, luego de sostener una pelea con una doctora y una enfermera en un hospital. En ese entonces se decía que estaba hospitalizada su esposa por heridas sufridas durante la riña.

El Inca Valero ganó 27 peleas en la misma cantidad de presentaciones, esto le permitió ingresar al libro de los Récord Guinness, así como en la historia del deporte venezolano, sin embargo, su vida quedó marcada por el asesinato de su esposa.

El “Monstruo de Mamera”

Argenis Ledezma era un hombre oriundo de Ciudad Bolívar. Entre los años de 1967 y 1969 formó parte de las filas del ejército, además de pertenecer al escuadrón antiguerrilla, luego de que se retiró de la institución castrense decidió ingresar a la Policía Metropolitana (PM), en la cual se destacó obteniendo algunas distinciones y alcanzando el rango de distinguido. En esos años Argenis se mantuvo en la zona de Mamera en Caracas.

El distinguido tuvo una relación con una mujer a la que más adelante dejó porque se enamoró de la hija de su expareja, una menor llamada Rosa Elena Pinto, que contaba con apenas 11 años en aquel entonces, mientras que él tenía 26. 

Chena

Argenis Ledezma logró enamorarla, llevándola a vivir con él para luego casarse cuando ella cumplió los 13 años. A los pocos meses tuvieron a su primera hija y dos años más tarde un varón. Ya siendo madre de dos niños y con 16 años de edad Chena (apodo de Rosa Elena) comenzó a estudiar en la escuela primaria, en horario nocturno. Desde ese momento comenzaron los conflictos.

Rosa Elena desarrolló una amistad con tres jóvenes de la escuela; Douglas Nieves que en aquel entonces contaba con 17 años, Efraín Irausquin de 16 y finalmente Martín Mijares de 14. Los cuatro muchachos comenzaron a asistir con más frecuencia a fiestas y rumbas por el sector, provocando la ira de Ledezma, que golpeaba a su esposa y discutía también con los muchachos.

Chena terminó dejando al funcionario, a pesar de que todavía estaban casados, y comenzó una relación sentimental con Martín. Los vecinos decían: "Ahí va la mujer del policía" o "esa mujer todavía casada y anda de rumba en rumba", una situación que repudiaba Ledezma por afectar su reputación.

De un momento a otro desaparecieron los tres jóvenes, que eran amigos de Chena. Luego de interrogatorios a Ledezma, la presión de la familia de los muchachos y las insistencias en las acusaciones al policía, este terminó confesando el triple homicidio.

Argenis Ledezma quedó sentenciado a la pena máxima de 30 años, en la cárcel de San Juan de los Morros, estado Guárico. De su condena cumplió 21 años, debido a que redujeron su pena por “buena conducta” y por estudiar en la Universidad Nacional Abierta, donde se logró graduar de administrador.  Al lograr su libertad Argenis trabajó un tiempo en la Cervecería Regional y luego se fue a su ciudad natal en Bolívar.

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