El tráfico de órganos es una actividad ilegal en la cual se extraen partes vitales del cuerpo humano con el fin de comercializarlos.
La comunidad internacional ha reconocido que comercializar miembros de un individuo es una violación grave de los derechos humanos y una forma de explotación que debe ser combatida.
Por lo tanto, muchos países han promulgado leyes específicas para prohibir y penalizar la mercantilización de elementos funcionales del sistema humano.
Dado a que es una práctica penada en todo el mundo, las redes delictivas a cargo de este delito se mueven por la clandestinidad, por lo cual es difícil captarlas, a menos que las víctimas den testimonios.
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Tráfico de órganos
Hay varias maneras de señalar al tráfico de órganos, por los múltiples vértices que presenta como lo pueden ser: el secuestro, explotación, trata de personas, pobreza extrema y venta voluntaria.
Sin importar su raíz, esto se considera un delito.
Por ejemplo, algunas mafias secuestran a sus víctimas luego de estudiarlas para sacar sus parte vitales y luego distribuirlos para lucrarse.
Otras raptan personas para diferentes fines, como esclavitud o explotación sexual, tal como le reseña el portal web del Gobierno de México.
Los grupos del crimen organizado pueden retener ilegalmente a una persona con un fin, pero terminan extrayendo sus órganos por otras razones.
De tal manera, el secuestro y trata de personas van de la mano del tráfico de órganos.
Investigadores señalan que la venda de miembros funcionales es de las actividades ilícitas que más genera ganancias monetarias en el mundo.
De acuerdo a The Exodus Road, el tráfico de órganos genera ingresos entre $840 millones a $1.7 mil millones anualmente, con 12,000 trasplantes ilegales, lo que representa un 10 % de los trasplantes en el mundo.
Los estudios apuntan que los riñones son los más comunes en el “mercado de órganos”, seguidos por hígados y las córneas.
Además, se estima que los países donde se registra la mayoría de estos casos están en África y Medio Oriente.
Supuestos donadores
Cabe destacar que también se presentan casos en los cuales una persona decide vender sus órganos por problemas económicos, lo cual también se considera un delito.
Incluso, hay situaciones en los que las mismas mafias persuaden a las posibles víctimas, quienes suelen ser personas jóvenes, varones o mujeres, que viven en extrema pobreza, de acuerdo al blog de Sandra Beltran, quien orienta a familias sobre el trasplante de órganos.
“Muchos analfabetos con escasa capacidad de comprender la información que se les facilita con respecto a riesgos y consecuencias sobre el procedimiento de extracción de su órgano”, reseñó en el portal.
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Víctimas de tráfico de órganos
Es así como se diferencia del “donante de órganos” y una “víctima de tráfico de órganos”.
El donante es quien decide, por los ámbitos legales, dar un órgano por motivación personal, con asistencia médica profesional.
Mientras que la víctima de tráfico de órganos decide vender su órgano por motivaciones económicas.
The Exodus Road señala que a estos se les promete entre 500 y 10,000 dólares, pero no es seguro que se les pague dicho dinero luego de la extracción.
Cabe destacar que algunos incluso mueren en plena operación.
En este contexto, muchos de los donantes pueden ser considerados criminales también por verse beneficiados el vender el órgano.
Sin embargo, algunos son engañados por las mafias, quienes se aprovechan de su estado de vulnerabilidad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) exige una evaluación psicológica al presunto donante para así probar su inocencia o culpabilidad cuando ocurren este tipo de eventualidades.
Otra arista es cuando ocurre un secuestro y al blanco le extraen una parte de su cuerpo sin su consentimiento.
Donación de órganos en el país
El Ministerio de Salud (MPPS) y a la Fundación Venezolana de Donaciones y Trasplante de Órganos, Tejidos y Células (Fundavene) incentivan a la donación para salvar vidas.
Entre los elementos funcionales que pueden ser donados en Venezuela se encuentran: hígado y riñones, y en cuanto a los tejidos: córneas y válvulas cardíacas.
Cuando se trate de un donante que ha muerto, se puede extraer la médula ósea o un riñón; y una porción del hígado cuando se trate de un donante vivo.
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