Un venezolano llamado Jesús Arrieta emigró a Estados Unidos en el año 2016 y ahora, luego de ocho años ha construido un exitoso negocio en Chicago, Illinois, que le permite ayudar a los más necesitados.
Con apenas lo necesario, llegó a un país desconocido con la ilusión de un futuro mejor.
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Lo que jamás imaginó es que, en pocos años, no solo cumpliría sus objetivos personales, sino que también encontraría una manera de ayudar a otros y construir una nueva vida en su comunidad adoptiva.
Originario de Maracaibo, este hombre y su familia enfrentaron dificultades al llegar a Chicago. Sin embargo, su perseverancia los llevó a conocer a fondo los gustos de la ciudad, lo que les permitió fusionar la rica gastronomía zuliana con los sabores locales, creando una oferta culinaria única.
Después de años de esfuerzo y sacrificio, ahorrando cada centavo, la familia finalmente reunió el capital necesario para hacer realidad su sueño: abrir un restaurante.
Con la experticia culinaria de Yelitza Rivera como pilar fundamental, "Jibaritos y Más" abrió sus puertas en 2016.
Venezolanos inauguran “Jibaritos y más”, una mezcla sabores
Iniciaron su aventura culinaria ofreciendo comida para llevar, pero pronto se destacaron por su innovadora propuesta gastronómica, que combinaba lo mejor de la cocina venezolana y puertorriqueña, convirtiéndolos en un referente indiscutible.
El éxito llegó en 2018 cuando inauguraron su restaurante en Logan Square. Junto a su esposa Tatianny, se posicionaron como los expertos indiscutibles del sándwich de plátano, conquistando el paladar de los comensales.
Para satisfacer a sus fieles clientes y seguir creciendo, Jibaritos y Más abrió las puertas de dos nuevos restaurantes, uno en Dunning y otro en Lincoln Park.
Además, remodelaron sus locales ya existentes, incorporando un bar en uno de ellos y ampliando el área de comedor en otro.
La familia venezolana utiliza su éxito en Chicago para ayudar a los más necesitados
A medida que crecía como franquicia, Jibaritos y Más se consolidó como un apoyo fundamental para los sectores más vulnerables de la ciudad. Yelitza Rivera, con su generosidad innata, estableció una política de donación de comida a partir de las 7:45 p.m., asegurando que nadie se fuera con el estómago vacío.
Al cerrar las puertas de Logan Square, comenzaba una nueva jornada para Yelitza: alimentar a quienes lo necesitaban. Repartía la comida sobrante y, si era necesario, preparaba más para asegurar que nadie se fuera con hambre.
La generosidad de compartir la comida con la comunidad, iniciada en Logan Square, se institucionalizó en todos los locales, enviando bandejas con los alimentos sobrantes a las iglesias cercanas.
La familia venezolana ha convertido su negocio en un símbolo de solidaridad, demostrando que el éxito económico puede ir de la mano con la ayuda al prójimo. Cada noche, donan cerca de 100 platos de comida a personas necesitadas.
Con información de La Patilla
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