Dejar formalmente la ciudadanía estadounidense está contemplado en la Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA), que regula los mecanismos para que quienes lo deseen puedan renunciar a su estatus de ciudadano.
Según la información proporcionada por el portal web del Departamento de Estado de EE. UU. y Oficina de Asuntos Consulares, el proceso debe llevarse a cabo en una embajada o consulado estadounidense en el extranjero, siguiendo pasos bien definidos.
Procedimiento para la renuncia a la nacionalidad estadounidense
El trámite para renunciar a la ciudadanía estadounidense en el extranjero tiene varias etapas obligatorias. A continuación te presentamos un paso a paso para poder realizar este trámite:
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Contactar una embajada o consulado de Estados Unidos en el país donde se reside para programar una cita y recibir las instrucciones iniciales sobre el proceso.
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Reunir y preparar los documentos necesarios, entre ellos el acta de nacimiento estadounidense original o equivalente, el pasaporte estadounidense vigente, documentos de otras nacionalidades si los hay, así como formularios específicos que deberán firmarse únicamente en presencia de un funcionario consular.
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Enviar, si así lo indica el consulado, las copias escaneadas de los documentos para iniciar la revisión previa y coordinar las entrevistas.
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Asistir a dos entrevistas con un funcionario diplomático o consular, asegurando que al menos una sea presencial. En estas entrevistas, el solicitante debe demostrar comprensión clara de las consecuencias de su decisión.
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Prestar el juramento de renuncia a la ciudadanía estadounidense en persona, en los términos diseñados por el Departamento de Estado, y completar la firma de los formularios requeridos frente al funcionario consular.
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Culminar el proceso con la emisión del Certificado de Pérdida de Nacionalidad (CLN), documento oficial que confirma la renuncia y la pérdida legal de la nacionalidad estadounidense.
Consideraciones y advertencias sobre la renuncia
Dentro de la página también se estipulan algunas consideraciones que se deben tener presentes una vez haya renunciado a su ciudadanía estadounidense. Entre ellas, se estipula que quienes renuncien a la ciudadanía estadounidense deben estar conscientes de que pierden todos los derechos y privilegios asociados, incluyendo el derecho a residir en Estados Unidos.
Además, si no poseen otra nacionalidad, podrían quedar en situación de apatridia, lo que puede dificultar el acceso a servicios básicos, empleo y movilidad internacional.
Una de las consideraciones más importante que debe tener en cuenta es que los exciudadanos estadounidenses deben obtener una visa para viajar a Estados Unidos o demostrar que cumplen los requisitos de admisión según los términos del Programa de Exención de Visas. Si no cumplen los requisitos para obtener una visa, se les podría prohibir permanentemente la entrada a Estados Unidos.
Para los menores o personas con discapacidades intelectuales, la renuncia no puede realizarse en representación ni por sus tutores, y se aplican criterios estrictos para asegurar que la decisión sea voluntaria e informada.
Finalmente, hay que recordar que la renuncia es irreversible salvo procesos excepcionales previstos por la ley, por lo que esta decisión debe tomarse con plena consciencia de sus efectos legales y personales.
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