Una mujer hispana, de 73 años de edad, fue violentamente golpeada, en lo que parece ser un ataque racista, en una estación del metro de Nueva York, en Midtown.
Aurore González, residente de Queens, fue golpeada por una mujer, quien profirió insultos racistas en su contra. Ahora, la anciana tiene miedo de viajar en el Metro de Nueva York, informó el medio El Diario NY.
Por este hecho, las autoridades detuvieron a Marie McWilliams (36) a más de un mes del ataque, sucedido la tarde del 1 de mayo a las 4:30 de la tarde. La sospechosa huyó en un tren tras atacar a la víctima.
Tras conocer sobre el arresto, la víctima declaró al New York Post que no puede olvidar el aterrador momento.
“Me golpeó cuando bajaba del tren y escuché un ‘¡pum!’… Entonces comencé a caer hacia atrás y a resbalar, y caí sobre las pertenencias de una persona sin hogar cubiertas de heces“, relató.
Semanas después de la terrible experiencia, González dijo que todavía sufre de insomnio y ansiedad. “Todavía tomo el Metro y miro a mi alrededor”, dijo González, quien tiene cinco nietos y dos bisnietos. “Siempre miro hacia atrás. La busco”, manifestó.
“No pude dormir durante dos semanas. La ansiedad me impedía comer. Por las noches, en el trabajo, lloraba”, afirmó González.
El día de los hechos, la víctima viajaba en un tren de la línea E con destino a Manhattan hacia su trabajo de limpieza en un despacho de abogados, fue entonces cuando escuchó a McWilliams decir comentarios racistas.
“¡Estaba hablando en voz alta para sí misma sobre los puertorriqueños y los negros, decía que no sirven para nada y que no deberían estar aquí!”, afirmó González, quien aún tiene los dos ojos morados.
“Me agarró el moño y empezó a arañarme la cara con un cuchillo. Estaba sangrando y caí en la letrina de una persona sin hogar”, detalló la víctima.
González afirmó que ahora sufre problemas renales debido a la caída, además de cicatrices cerca del ojo y migrañas. “Esto no está bien. Tengo dolor. Tengo que tomar analgésicos”.
McWilliams fue procesada el martes en el Tribunal Penal de Manhattan y la jueza Marva Brown le concedió la libertad supervisada a pesar del pedido de los fiscales de imponerle una fianza.
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