En el mundo de la cocina saludable, no es necesario renunciar al sabor o a la textura cremosa para disfrutar de salsas tradicionales con un toque más ligero. Sustituir ingredientes clásicos por alternativas nutritivas puede marcar la diferencia en nuestras recetas diarias.
La verdura de temporada se erige como protagonista, ofreciendo una base sabrosa y funcional para preparar salsas que acompañen gratinados, pastas o verduras con ligereza. Tal es el caso de una versión modificada de la clásica salsa bechamel: sin harina, sin gluten, y con mayor aporte de fibra y menos calorías.
La idea central es transformar la salsa tradicional al dar protagonismo a la coliflor, logrando una opción mucho más ligera, apta incluso para quienes tienen intolerancias al gluten o buscan alternativas con menor carga calórica.
La coliflor destaca por ser rica en fibra, aportar vitamina C, así como minerales como potasio, magnesio y fósforo; además su bajo contenido en carbohidratos y calorías la convierte en una aliada de las dietas de control de peso.
Bechamel de coliflor
Ingredientes para 500 ml
450 g en ramilletes de coliflor
250 ml de leche entera o bebida vegetal
1 cucharada de mantequilla o aceite de oliva virgen extra
1 diente de ajo (opcional)
Sal al gusto, pimienta blanca al gusto, nuez moscada al gusto (opcional)
2 cucharadas de queso rallado tipo parmesano o gruyère.
Preparación
- Cocina la coliflor al vapor o en agua con sal durante unos 12 minutos, hasta que quede muy tierna y se pueda triturar fácilmente. Escurre.
- Calienta la mantequilla o el aceite y sofríe ligeramente el ajo picado durante un minuto (sin que se queme).
- En el vaso de la batidora, coloca la coliflor cocida y añade la leche caliente poco a poco y tritura hasta obtener una crema homogénea. Puedes ajustar la cantidad de leche según si prefieres una textura más espesa o más ligera.
- Añade sal, pimienta blanca y una pizca de nuez moscada. Si optas por la versión con queso, incorpora el queso rallado y mezcla hasta que se funda.
- Vuelve a poner la mezcla en el cazo y calienta a fuego bajo durante 3 minutos, removiendo para conseguir una textura aterciopelada.
¡Buen provecho!
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