Imagina que tus recuerdos son como un mapa, pero las tachuelas que marcan los lugares se desplazan solas. Eso es, en esencia, lo que ha descubierto un equipo de científicos de la Universidad Northwestern en Estados Unidos.
Su estudio, publicado en la revista Nature Neuroscience, comprueba una idea revolucionaria: los recuerdos no permanecen fijos en el mismo grupo de neuronas, sino que migran dentro del cerebro a lo largo del tiempo.
Tradicionalmente, se creía que las neuronas en el hipocampo (una región clave para la memoria) que crean "mapas" de un lugar específico —como la puerta de tu casa o un camino conocido— mantenían esa información de forma estable.
Sin embargo, la investigación en roedores demuestra lo contrario: los patrones de activación de esas neuronas cambian, provocando un fenómeno que llaman "derrame representacional". En términos sencillos, la huella de un recuerdo se traslada de unas células a otras.
El entorno no influye
Los investigadores quisieron descartar la idea de que este cambio neuronal se debía a que el animal percibía pequeñas variaciones en el ambiente. Para ello, crearon un sistema de realidad virtual multisensorial donde los ratones caminaron en un entorno virtual totalmente idéntico durante varios días.
Aún bajo estas condiciones de absoluta estabilidad, el equipo observó que el "viaje" de las representaciones espaciales persistía. Esto sugiere que el movimiento del recuerdo es un mecanismo natural de reorganización del cerebro.
La clave para la estabilidad
El estudio también arrojó una pista crucial sobre qué hace que un recuerdo sea más o menos estable. Los científicos notaron que las neuronas con mayor tendencia a activarse mostraron menos desplazamiento en sus patrones de representación.
Esto significa que existe una característica propia de cada célula —su nivel de excitabilidad— que predice qué tan sólidamente codificará un recuerdo o qué tan rápido se movilizará.
Implicaciones para la salud cerebral
El hallazgo abre prometedoras vías en la medicina. Si bien el estudio se realizó en ratones, fenómenos similares se han sugerido en humanos.
Por ende, si se logra entender cómo y por qué se reubican los recuerdos, se podrían desarrollar nuevas estrategias terapéuticas para enfermedades de la memoria. Por ejemplo, se podría intentar "anclar" recuerdos valiosos para combatir la demencia o, por el contrario, intentar "desplazar" memorias traumáticas hacia circuitos menos accesibles en casos de estrés postraumático.
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