La carrera de Armando Martínez no es corta ni improvisada: su potente vozarrón ya abarca 42 años recorriendo el territorio nacional con éxitos como Déjate querer, El gabán coleador, Mi tristeza y Al otro lado del río. Es un tenor del llano que se ha ganado su sitio en el pentagrama criollo a base de trabajo.
Su andar en el pentagrama llanero empezó en 1980 al participar en el primer Festival Nacional de Música Llanera Panoja de Oro, y aunque el público exigía fervientemente que fuera el triunfador le dieron el segundo lugar. Luego formó parte del elenco de voces que acompañaban a Reynaldo Armas por todo el país, junto a cantantes como Sexagésimo Barco, Cheo Hernández Prisco, Teo Galíndez y Rummy Olivo. Con el “Cardenal Sabanero” grabó “Mi viejo cuatro” y los coros de “Pá Curimagua”.
Desde entonces ha ido con paciencia alternando su pasión por la música con sus negocios, siendo el principal la ganadería. Recientemente abrió en Caracas su primer restaurante, el primero de varios proyectos que tiene en camino.
“Por ahí estamos planificando sacar también una línea de sombreros, botas vaqueras, ropa e indumentaria llanera de buena calidad. Uno nunca debe dejar de trabajar así te tranquen. A mí me la hicieron en Colombia, pero ya pasó el capricho”, cuenta. Por tres años el gobierno de Iván Duque le negó permisos para participar en festivales en ese país, pero ya puede hacerlo.
Palmares de Calabozo
Quienes conocen a Armando Martínez afirman que canta por gusto, no por dinero. Es la voz más potente que hay actualmente en el repertorio llanero, y hace años ese timbre lo hizo ganarse un vehículo. ¿Se han puesto a pensar de dónde sale la frase “y la camioneta es mía” en varias de sus canciones?
“Hace años en una parranda estaba un bocón de los que nunca faltan. Me retó y me dijo que si aguantaba el grito más tiempo que él me daba su camioneta. Yo agarré aire hasta en los bolsillos, lo mantuve como un minuto y encima me quedó aire para decirle ‘y la camioneta es mía’. Y le gané esa Trail Blazer que yo necesitaba”.
Desde hace años administra una finca ganadera en el estado Bolívar y tiene varias inversiones, aunque a la larga delega funciones para poder dedicarle tiempo a la música que es su pasión. Allí cría ganado Charbray (especie que se obtiene del cruce de un Charolaise con Brahman) y produce un ejemplar ideal para la producción de carne en el trópico.
“La finca me la cuida un primo hermano, porque no puedo apartarme de esto. En Venezuela hay ganadería muy buena que es la Brahman, el tipo de animales jóvenes que se serviría en el restaurante. Lo ideal es el Wagyu, que hasta se puede picar con cucharilla por el marmoleo de la carne. Desde hace muchos años criamos ganado Charbray, que es la segunda mejor carne del mundo”.
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Película en camino
Hace ya un tiempo que se está grabando una serie biográfica sobre la vida de Armando Martínez y su largo camino hasta convertirse en “El Cantaclaro”, en la que incluso uno de sus hijos lo representará. La pandemia retrasó el proyecto, pero él está dispuesto a financiarlo para culminar.
“A mi hijo lo estamos ayudando para que haga la cosa como es, actor no es todo el mundo. Será una especie de serie biográfica como la que hizo Juan Gabriel. Así en ese formato se la puedo vender al mundo entero: a Univisión, a Colombia…”.
Considera también que hace falta prestarle más atención al tema de valorar la cultura musical del país, pues Colombia ha dedicado más empeño al tema que Venezuela hasta el punto de que nacionalizaron el joropo a través de un decreto.
“Tenemos en Venezuela un canal de televisión, una revista, una emisora, una academia de baile dedicados al asunto llanero. De allí salen niños que aprenden a tocar arpa, cuatro, maracas, cantan… Eso es una inyección que se hace todos los días. La televisión va difundiendo. ¿Por qué Colombia está más avanzada que nosotros difundiendo la música llanera? Porque tienen festivales que están hechos para eso y le invierten dinero por demás. Disponen de millones de pesos para un festival, academias de joropo, escuelas de joropo y eso es lo que debemos hacer aquí”.
Un batazo imparable
El periodista Alfredo Cisneros es un gran defensor del folklore nacional y experto en música llanera. Conoce al Cantaclaro desde sus inicios y define su carrera como una línea recta en franco ascenso, un gran jonrón que no termina de elevarse porque cada año crece más. “Armando Martínez representa la voz más genuina del canto llanero: después del ‘Carrao de Palmarito’ es Armando quien lleva la voz del llano por la potencia y fuerza en la interpretación, además del acento campesino y veguero que conserva. Es una referencia de lo llanero sobre todo ahora que tiende a desaparecer la esencia real del folklore y la interpretación. Celebro su éxito porque soy testigo de su constancia, se ha mantenido en el medio llanero, que últimamente se ha tornado muy competitivo”.
Por Criss Monterrey @crissmonterrey
Fotos Alberto Torres (Archivo BDA)
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2023-03-17
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