Hoy, 15 de enero, como cada año en Venezuela se celebra el Día del Maestro. Una fecha que debe su origen a la fundación de la Sociedad de Maestros de Instrucción Primaria en Caracas en 1932; la cual nació con la finalidad de luchar por la dignificación y derechos de los educadores.
A casi 100 años de establecido el objetivo, y en medio de una pandemia, recurrimos a la licenciada en educación Luisa Pernalete, para que nos ofrezca desde su óptica cuál es el panorama de la educación en país.
Educando en cuarentena
La pandemia y el decreto de cuarentena llegó de manera sorpresiva y ha afectado a la humanidad. No obstante, la licenciada Pernalete acotó “que la emergencia educativa no arrancó con la cuarentena, ya existía y se ha intensificado, pues no existen políticas educativas; sino que se ha improvisado desde el Ministerio de Educación. Esto es una falla, porque en educación no se puede improvisar”.
Además, indicó que han enfrentado algunos retos “en primer lugar, educar a distancia sin las herramientas necesarias, ni las tecnológicas, ni los conocimientos para trabajar de esta manera, pues esto es algo mucho más que simplemente “mandar tareas”. En segundo lugar, y esto si es sólo para los docentes venezolanos, sobrevivir con unos salarios que ya venían siendo “miserables” y cuyo valor se sigue deteriorando. Sin duda son los salarios más bajos de América Latina. Seguir trabajando con esos ingresos, es un reto inmenso”.
Aprendizaje
Aseguró que este proceso ha dejado aprendizajes como la revalorización de los maestros de parte de las familias y viceversa, “hacer visible que esta es una dupla que debe jugar del mismo lado de la cancha, que se necesitan, que ninguna sustituye a la otra, pero por el bien del estudiante, deben cooperar.
La importancia del acompañamiento afectivo y de la educación emocional. Eso se aprende y se enseña. Además de la importancia del trabajo en equipo”.
Post pandemia
Al terminar la cuarentena los maestros se enfrentarán con varios retos, “para mí, que trabajo desde hace más de 40 años en una institución que ha luchado por una educación inclusiva, preocupada y ocupada en los más vulnerables, el principal reto será recuperar a los que el sistema escolar ha dejado de lado, los que han abandonado. Ya era un reto para la escuela venezolana antes de comenzar la cuarentena, pues UNICEF hablaba de cerca de un millón de muchachos fuera de la escuela en el 2019. Expertos dicen que esta situación hará que más niños, niñas, adolescentes y jóvenes, dejen la escuela, la brecha entre atendidos y desatendidos será mayor cada día.
Otro reto es que la pandemia está cambiando la educación y el rol del docente, más que transmisor de datos, debe ser un orientador de los aprendizajes y los chicos deberán ser más autónomos en su proceso educativo”, señaló Pernalete.
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Las caras de la educación
Durante los años 60 y 70 la licenciada era una estudiante, sin embargo, rescata de esos años lo que se llama “rutina escolar”. “Esto es: clases todos los días, jornada completa, y la misma maestra todo el año. Esa rutina escolar, en Venezuela, se ha perdido. Y es necesaria. Es verdad que la creatividad se desarrollaba poco, pero había una disciplina de trabajo, y la lectura, escritura y matemática, eran centrales”.
Señaló que en el país hay que educar para crecer en resiliencia, “esto es crecer y aprender de las dificultades, pues en Venezuela, además de la pandemia, estamos en medio de una Emergencia Humanitaria Compleja, hay decenas de problemas, obstáculos que vencer a diario. Los maestros, y los estudiantes, tienen que crecer en resiliencia. También coloco el reto de enseñar a emprender. No hablo sólo de emprendimiento económico, sino de emprendimiento social. Identificar un problema, una necesidad y ver cómo superarla”.
¿Qué necesita?
“La Educación venezolana está amenazada, pues dados los bajos salarios, y las condiciones difíciles para trabajar, muchos han renunciado, y sin maestros no hay escuela, no hay educación ni presencial ni a distancia. Lo primero es darle al docente su adecuado valor y remunerarlo en consecuencia.
Segundo, es aprender haciendo. Se han cometido muchos errores en estos períodos de educación a distancia: exceso de tareas, trasladar responsabilidades a los padres y madres, muchas veces sin herramientas para acompañar a sus hijos. Los docentes necesitan ser orientados y entrenados para poder educar.
Tercero, educación emocional, pues se ha incrementado la violencia doméstica, ni adultos, ni niños, saben manejar sus emociones y sentimientos y se pueden deprimir.
Mucha resiliencia, educación para crecer en ciudadanía – cumplir deberes y exigir derechos –.
Y un sistema de medición de los aprendizajes, saber si se está perdiendo el tiempo o si los alumnos están aprendiendo”.
Comentó que en el país desde hace mucho tiempo, el Ministerio dejó de aplicar pruebas para medir el rendimiento de los alumnos, y esto evidentemente no permite conocer lo qué han aprendido los muchachos. “Fe y Alegría tiene su propio sistema de mejora para ello”; pero se requiere que se comience aplicar nuevamente en todas las instituciones.
Su regalo
“Reconocimiento y agradecimiento público de su trabajo. Me encantaría poder regalarle los abrazos de sus alumnos y, por supuesto, un salario digno, pero no está en mis manos. Lo que sí está en mis manos es regalarles la promesa de mi perseverancia en seguir ofreciéndoles herramientas para que se cuiden y para que sean mejores educadores en medio de esta pandemia y en seguir exigiendo ese salario según lo establece el Artículo 91 de la Constitución”.
Agradecimientos: Luisa Pernalete (Licenciada en Educación con más de 4 décadas trabajando en Fe y Alegría, y actualmente, miembro del Centro de Formación e Investigación del Movimiento)
2021-01-15
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