Respirar es algo que realizamos inconscientemente. La respiración es la entrada y salida de aire de los pulmones, un proceso “rutinario” que hacemos sin pensar, pero que es fundamental para la salud. Es la forma que tienen los seres humanos para oxigenar órganos como el cerebro e incluso, nuestras células. Al entrenar, es importante hacerlo en espacios idóneos donde haya oxígeno suficiente y se pueda respirar adecuadamente para no poner en riesgo el corazón y el sistema pulmonar.
Cuando inspiramos oxígeno y expulsamos anhídrido carbónico realizamos lo que se conoce como ventilación pulmonar. Se expanden nuestros músculos torácicos para permitir la entrada de aire y luego ocurre la exhalación cuando estos se relajan. Al hacer ejercicio, los pulmones y corazón trabajan juntos para proveer al cuerpo de más oxígeno.
Hacer actividad física aumenta el número de veces que respiramos, (15 por minuto aproximadamente) a unas 30-50 respiraciones. En el entrenamiento y en condiciones óptimas de salud, las personas comienzan a “jadear”, lo que es normal para mantener una buena ventilación pulmonar tras el esfuerzo.
Ejercitarse en espacios cerrados, donde no hay una adecuada disponibilidad de oxígeno, o hacerlo en ambientes no aptos, puede afectar la salud.
Peligros de respirar mal
No respirar bien al ejercitarse, puede ocasionar un aumento excesivo de la frecuencia cardíaca, enrojecimiento de la cara, cefalea y dolores musculares en miembros inferiores. Al igual que dificultad para respirar, que no es el jadeo normal de cuando se hace actividad física.
Los expertos recomiendan que las personas sedentarias que quieren empezar a llevar una vida más activa deben programar sus entrenamientos. Al igual que los atletas que después de mucho tiempo desean retomar sus ejercicios. Esto para no poner en riesgo la salud pulmonar y cardiovascular.
Personas que padecen asma, o las que han sufrido afecciones respiratorias como neumonía, o se han recuperado de enfermedades como el Covid-19, sí pueden ejercitarse. Pero es necesario que tomen precauciones.
Las personas que han abandonado el hábito de fumar, mayores de 40-45 años, y que quieren comenzar a entrenar, deben someterse a un estudio espirométrico.
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