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Danzando con el cosmos: las propiedades de la musicoterapia

Domingo, 20 de diciembre de 2020 a las 08:57 am
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“CONVIVIENDO CON EL UNIVERSO”

Por

Nancy Salcedo Deiviz

Vidente-Mentalista

www.nancysalcedodeiviz.com

-DANZANDO CON EL COSMOS-

El campo electromagnético que rodea a cada individuo, está compuesto de líneas de fuerza que crecen y decrecen, emitiendo y recibiendo ondas cuya sustancia es de la misma naturaleza de la luz, corpuscular y ondulatoria. Para que se entienda mejor, la vibración representa el caminar de una onda en un segundo, y el grupo de vibraciones es lo que forma la frecuencia. Los pensamientos emiten frecuencias vibratorias, y éstas sintonizan con otras similares en el exterior. Ambas pueden ser captadas, y esta es la manera en que el ser humano atrae los eventos a su vida en todos los aspectos incluyendo la salud.

Una muestra palpable lo vemos con la “MUSICOTERAPIA”, como herramienta para la curación. En ella combinando frecuencias diseñadas previamente, se incide de forma positiva sobre energías electro-bioquímicas de nuestro tejido nervioso, haciendo que nuestros hemisferios cerebrales se sincronicen, y aumenten el dinamismo en zonas que usualmente están inactivas, o tienen poca actividad. En nuestro cerebro se producen varios tipos de ondas llamadas: Delta, Theta, Alpha y Beta. Al cambiar nuestro estado cerebral con la “MUSICOTERAPIA”, se generan ondas “Alpha”, que armonizan ambos hemisferios, llevando a nuestro cuerpo un estado de relajación y armonía, y predisponiéndolo para lograr su auto regeneración.

Una de las frecuencias más usadas es la llamada “Solfeggio”, está se creó en la composición de los cantos gregorianos. Esta frecuencia viene de un himno eclesiástico en latín, dónde la primera sílaba del poema está en un tono superior a la sílaba que le precede, y además terminaba en vocal.  Su efecto produce tanto en la persona que la escucha, como en la que la canta un cambio vibracional, y al ser usada por los jerarcas eclesiásticos se comprobó que servía como una herramienta más en la sanación.

De aquí más tarde y con algunos cambios fue dónde nació la actual escala musical que conocemos: DO, RE MI, FA, SOL, LA SI; notas que se usan para cambiar la frecuencia de onda sobre los  chackras de nuestro cuerpo. La biología también demostró que nuestro cuerpo se conforma de cantidad de estructuras cristalinas similares al cuarzo. Estas amplifican el resultado de las terapias vibracionales, a través de otra herramienta muy usada en curación como es los cuencos de cuarzo. Su acción curativa se debe a la resonancia entre su estructura de cristal y la propia red cristalina de nuestro organismo. El sonido que produce combina resonancias que influyen en los hemisferios cerebrales, y si se usa una combinación llamada “bineural”,  su efecto repercute en la columna, disolviendo bloqueos, contracturas musculares, y otros problemas óseos, además trabaja sobre las células, los líquidos, y los órganos del cuerpo produciendo un aumento significativo de linfocitos T, responsables del sistema inmunológico, ya que, su onda “Alpha” sinusoidal pura, crea un sonido que se propaga hasta un kilómetro de distancia, y que dura varios minutos antes de extinguirse. Usando además la influencia del color, se provocaran reacciones químicas que afectaran los hemisferios cerebrales cambiando hasta nuestro patrón corporal.

A raíz del estudio de estas herramientas como terapia, se descubrió que hay un número significativo de personas en las cuales se produce un fenómeno llamado SINESTESIA, y que consiste en que la persona percibe un sonido por su oído pero ve al mismo tiempo un color unido a él. Esta peculiaridad se produce porque en los hemisferios cerebrales se combinan en una sola relación varios sentidos. La Sinestesia también se puede presentar como: el escuchar colores, oler formas, percibir sonidos con el tacto o sentir sabores de objetos; siendo ésta acción involuntaria pero auténtica y real, y que se encuentra más frecuentemente entre las mujeres que entre los hombres. Es por eso que músicos como Beethoven, eran capaces de componer a pesar de su sordera. El asociaba cada nota musical a un color, y al cambiar el grado de vibración de la nota también cambiaba el matiz del color. La persona sinestésica relaciona en éste caso los colores cálidos a sonidos intermedios, las notas graves a colores obscuros, y las agudas a colores claros. Es por ello que en el caso de curar personas sinestésicas a través del color y la música, la persona tiene que ser muy bien estudiada, pues una emoción negativa por ejemplo como el susto, aunque se le refleje en una hoja de papel en un color negro, ella lo verá en un color azul, y si es una emoción positiva como la bondad la asociara con un rojo, siendo estos colores los que realmente está viendo.