Se cree que casi, por no decir un 100%, de la población mundial ha padecido al menos una vez en la vida de aftas. Estas lesiones superficiales que aparecen en los tejidos blandos de la boca o base de las encías son también llamadas úlceras aftosas, y son una enfermedad bucal tan frecuente como las caries.
Suelen aparecer por diferentes razones como el roce de la dentadura y las mordeduras; debido a alergias; trastornos hormonales; tener un sistema inmunitario deprimido o estar relacionado a una infección; fumar tabaco; tener contacto con alguna pasta dental o químico; o el estrés, entre otras.
Los especialistas catalogan estas llagas en tres categorías según en función de su morfología. En primer lugar están las menores, que suponen un 80% de los casos. Son aquellas que aparecen en solitario y se curan de manera espontánea una semana después de aparecer.
En segundo lugar se encuentras las aftas mayores, que suelen ser mayores a un centímetro y tienen una duración de dos semanas, o más, aproximadamente. Este tipo pudieran dejar algún tipo de cicatriz residual.
La tercera categoría están las aftas herpetiformes, que son aquellos casos donde aparecen numerosas úlceras de tamaño pequeño (entre 1 a 3 milímetros), y desaparecen luego de varias semanas.
Lo normal es que estas heridas sanen solas entre una a dos semanas, pero podemos ayudar a acelerar el proceso de sanación usando tratamientos tópicos bucales especializados para estas dolencias; realizando enjuagues antiinflamatorios (sin alcohol) como agua con sal; tomando antibióticos o utilizando tratamientos sistémicos con corticoides o talidomida.
