Las bebidas denominadas energéticas son sustancias que se han desarrollado para asegurar un buen nivel hídrico durante la actividad física, son un complemento del agua, que repone o aporta las vitaminas y los minerales perdidos.
Estas bebidas son utilizadas por muchos deportistas con la intención de “rehidratarse” durante y después del ejercicio, porque según lo que han vendido con estos productos, su composición favorece la resistencia física, la reposición de líquidos, y ayuda a mantener un nivel corporal y deportivo óptimo.
En los últimos años, ha crecido su popularidad hasta el punto de ser consumidas por los jóvenes en las salidas nocturnas. Desafortunadamente, algunas personas mezclan estas bebidas con alcohol y otras sustancias psicotrópicas, generando una fusión fatal, y que por consiguiente deja en entredicho los verdaderos beneficios de estas bebidas.
¿Qué contienen?
La mayoría de estas bebidas contienen cerca de 20 a 30g de carbohidratos. Por ello no se recomienda ingerir antes o durante el ejercicio, porque retardan la absorción intestinal.
Contiene carnitina, un componente que actúa en el metabolismo de las grasas; D-Ribosa, un azúcar simple; Taurina, un aminoácido que funciona como un trasmisor metabólico, desintoxicante que acelera la contractilidad cardiaca; Cafeína, es uno de los componentes no nutritivos común dentro de las bebidas y dietas de los deportistas.
También contiene ginseng, una de las hierbas más estudiadas para el rendimiento deportivo y tiene varias especies. La guaraná es utilizada como planta medicinal, para el dolor de cabeza, el exceso de trabajo mental, la fatiga en ambiente caluroso y, para la pérdida de peso. Y mate, un tónico, diurético, diaforético y poderoso estimulante.
Partiendo de ello, se considera que el término más adecuado para estas bebidas debe ser “estimulantes” y no “energizantes”.
Aunque algunas proveen carbohidratos, la composición de muchas de ellas tiene más acción farmacológica. Nutricionalmente hablando, no existe una razón que justifique el uso de estas bebidas, pues la cafeína provoca efectos negativos, el más notable, cambios de comportamiento.
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Recomendaciones
– Consumir estas bebidas, solo si después se realizará algún ejercicio o actividad física, ya que su función energizante acelera el ritmo cardiaco y la inactividad podría ocasionar un infarto.
– Retrasar la ingesta hasta terminar de realizar los ejercicios, pues la combinación de la pérdida de fluidos del cuerpo, por medio del sudor, con los efectos diuréticos de la cafeína pueden provocar deshidratación.
– Evitar mezclar estas bebidas con alcohol, porque la combinación se convierte en un arma de doble filo que ataca directamente el hígado.
– Procurar no hacer uso frecuente de estas sustancias, debido a que se corre el riesgo de sufrir una hemorragia cerebral por los componentes contienen, y que se diluyen en la sangre para que al corazón le cueste mucho menos bombear y así poder hacer un esfuerzo físico con menos agotamiento.
¿Energía?
Las primeras bebidas energéticas aparecieron en la década de los 80 en Europa, y fueron creadas para aumentar la resistencia física proporcionando reacciones más veloces, una mayor concentración, estar mucho más alerta, estimular el metabolismo, evitar el sueño y rendir más tiempo en el gimnasio.
Sin embargo, estas bebidas no intentan compensar la pérdida de líquidos y minerales durante el ejercicio, pues el término de "energía" utilizado se refiere a cierto efecto farmacológico de algunas sustancias activas y no a la producción de calorías de los nutrientes.
2021-02-26
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