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Jeniffer Carolina Guillén de Herrera vivía en el sector El Topo de la Urbanización El Junko Country Club. No tenía muchos amigos y solo contaba con su esposo Daxon Herrera. Por eso a nadie le extrañó que estuviera desaparecida, pues no lo habían notado.
A finales del año pasado algunos familiares intentaron contactarla y llegaron hasta El Junko, pues tenían meses sin verla. Aparentemente la joven había estado mandando mensajes desde su celular, donde decía que estaba en Colombia y que se encontraba bien. De su esposo tampoco había noticias, pero presumían que estaban juntos en el vecino país.
Pero recientemente su casa en El Junko fue comprada por una persona. Sin papeles, sin registro y sin firmas. El comprador (del que aún se desconoce con quién y cómo hizo la transacción) contrató a una persona para que cavara un pozo, pues en la zona hay muchos problemas con el suministro de agua.
Fue en ese momento cuando el pico y la pala comenzaron a rebotar en la tierra: pensaron que se trataba de dificultad en el terreno, hasta que apareció un colchón bajo la tierra. Minutos después salió un brazo y una larga cabellera debajo de este.
De inmediato el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) se presentó en el lugar para hacer el levantamiento del cuerpo. Se trataba del cadáver descompuesto de Jeniffer Guillén, de quien los vecinos calculan que llevaba al menos un año muerta. Comentan que ya en diciembre algunos familiares llegaron hasta El Junko buscándola, pues tenían tiempo sin verla.
“Aquí venden las casas sin papeles y luego ese problema lo tiene que asumir el Consejo Comunal. La familia la estaba buscando porque les parecía raro recibir mensajes de texto supuestamente enviados desde Colombia. Por la quebrada cerca de su casa habían lanzado ropa de mujer, y ahora entendemos que eran las cosas de ella”, aseguró una residente de El Topo que no quiso identificarse.
Piden justicia
Jeniffer Guillén no tenía trabajo fijo. Siempre hacía cosas a destajo: vendía maquillaje por catálogo, flores, limpiaba casas, e incluso ayudaba a su esposo cuando este fue chofer de buses. De él (quien estuvo activo en la Guardia Nacional hace años) se desconoce su paradero: en El Junko tienen la teoría de que él también puede estar enterrado en el mismo patio, o que fue él quien cometió el crimen y luego vendió la casa, aunque se mostraba siempre cariñoso con ella en público.
“¿Quién más iba a pasarle mensajes a la familia diciéndoles que se había ido a Colombia? ¿Quién más podía vender esa casa? Le toca a la policía investigar, pero el simple hecho de que vendieran la casa así sin papeles huele raro”, comentan quienes viven en la zona.
Hasta el momento el Cicpc no ha dado una versión oficial, pero las investigaciones están en curso. Desde el jueves han estado visitando El Junko para hacer interrogatorios y tratar de determinar lo ocurrido. El actual dueño de la casa del siniestro ha prestado testimonios al igual que los vecinos del sector. Todos esperan que se haga justicia pronto y se esclarezca este macabro caso.
Dato. Ocho Meses o más llevaba desaparecida la víctima. Los vecinos tienen varias teorías acerca de su asesinato pero confían en el que el Cicpc logre resolver el caso y capturar a quien la mató y escondió su cuerpo.
2020-08-16
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