Génesis Bastidas
Quienes han tenido la necesidad de usar transporte público desde que fue decretada cuarentena hace dos semanas critican que no haya bancos para poder conseguir dinero y tener para pagar los pasajes diarios, sin necesidad de realizar maromas en tiempos de Coronavirus en el territorio nacional.
Algunos denuncian que los más beneficiados de la coyuntura son los conductores de unidades “piratas” quienes pese a las prohibiciones y condiciones para circular que ha impuesto el Ejecutivo nacional, han conseguido la manera de burlar algunas restricciones para salir a cubrir rutas y cobrar pasajes a sobreprecio.
Maritza Valera vive en el estado Miranda, específicamente en Cúa, Valles del Tuy. Ella trabaja como camarera en una clínica caraqueña que debido a la situación ofrece transporte de ida y vuelta de la estación del Metro Plaza Venezuela al lugar de trabajo, pero su agonía comienza cuando debe trasladarse desde su residencia al ferrocarril.
“Es muy difícil encontrar el efectivo, incluso más que antes porque ahora uno no puede ir al banco, no hay bancos abiertos ni cajeros funcionando. Yo he pedido prestado y un médico de la clínica me regaló 50 mil bolívares porque me tiene mucho cariño, pero ya estoy en un punto en el que no tengo. Varios compañeros estamos en la misma situación y se acordó con los jefes que cada uno sube dos días a semana, nos turnamos y así la vamos llevando porque el pasaje de mi casa al ‘ferro’ en carro pirata son 15 mil; ida y vuelta son 30 mil y no cuento con ese dineral en efectivo a diario”, relató la mujer.
En una situación parecida está Isabel Arriaga, quien también vive en los Valles del Tuy, específicamente en Ocumare y labora en el área administrativa de una clínica en el Distrito Capital. Debido a la difícil situación sanitaria y el derivado problema del dinero en efectivo, en su lugar de trabajo acordaron trabajar solo dos personas por día en el departamento.
“De mi casa al Ferrocarril están trabajando puras camionetas piratas y cobran hasta 20 mil bolívares, que sin banco y con los sueldos que tenemos es imposible pagarlos. También están funcionando los ‘rojitos’ del Gobierno, esos cobran dos mil bolívares pero se demoran horas en llegar. Yo he tenido que hacer trueque, cambié un kilo de caraotas de la caja Clap por 80 mil bolívares que tenía una vecina que vende cigarros. En mi trabajo debido a esto tuvimos que llegar al acuerdo de ir solo dos personas diarias al departamento. A mí me toca los martes, de esa manera es como más o menos puedo ir pensando cómo voy a conseguir plata para subir la siguiente semana”, contó Arriaga.
Tragedia compartida
Los criollos que trabajan en el sector alimentación también se las han visto apretadas para poder conseguir el respectivo efectivo que les permita trasladarse hasta sus lugares de trabajo. Juan Méndez trabaja como cajero en un supermercado en el este de Caracas pero vive en La Vega y llegar hasta el lugar donde lo espera el transporte es una preocupación porque es caótico para él conseguir billetes.
“Para conseguir efectivo me ha tocado preguntarle a conocidos si tienen y pasarles la misma cantidad o un poco más por la vía del pago móvil.
Gracias a Dios la empresa nos ofrece traslado desde Chacaíto y cuando salimos nos dejan allí nuevamente, pero salir de La Vega hasta el punto de encuentro es caro. A diario salen carros desde La India a Chacaíto que cuestan 10 mil, pero no siempre los tengo y me ha tocado agarrar camioneta de La India a Capitolio que cuestan cinco mil y luego montarme en el Metro, que si soy sincero me da miedo porque por más que sea eso es cochino”, contó Méndez.
Por su parte Arnaldo González trabaja en una panadería y pese a que en teoría la gente compra en esos lugares con efectivo, tienen una semana que no ven al bolívar aparecer en físico por la caja.
“La primera semana de la cuarentena la gente llevaba un pan o dos y pagaba con efectivo, pero la semana pasada no entró nada, ni un billetico. Parece increíble pero nadie pagó con bolívares en efectivo; todo el mundo pagó con tarjeta o en divisas. El jefe nos paga semanal y acordamos con él a ver si nos conseguía efectivo pero fue imposible, entonces nos pagó con dólares y yo pude cambiar un dólar en una bodega cerca de la casa en la que venden cigarros; me dieron 70 mil y la divisa está por arriba de los 80 mil. Tenía la necesidad para pagar pasajes de esta semana y no lo pensé porque al venir al trabajo aseguro dos panes para la casa que el dueño nos da diariamente”, dijo.
Para quienes deben seguir trabajando se vuelve cada vez más difícil poder trasladarse hasta sus oficinas y de regreso a sus casas, por lo que algunas empresas han comenzado a planificar estrategias para que alunos empleados (quienes puedan) trabajen en remoto. De esta manera no solo cuidarán su salud, sino que evitarán tener que gastar dinero para pagar pasajes.
2020-03-30
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