Nathalia García | [email protected]
Los venezolanos que viven en el interior del país, además de lidiar con la escasez de los servicios básicos como la luz y el agua, sufren por la carencia del gas doméstico que, en muchos casos, no llega a los hogares durante meses.
Según el secretario de profesionales y técnicos de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros (Futpv), Iván Freites, la causa principal de la escasez radica en que la producción de barriles diarios de gas doméstico se redujo en 80%, pues solo se fabrican cerca de 16 mil barriles al día.
El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) documentó que, durante el mes de julio, la segunda causa más común de las protestas en Venezuela es la demanda de agua y gas doméstico. En los estados Bolívar, Monagas y Yaracuy es donde hay más protestas por la falta de este insumo.
LAS PROTESTAS SON DIARIAS
En Puerto Ordaz, en el estado Bolívar, día a día los vecinos de múltiples sectores salen a la calle para protestar por la falta de este insumo. Los ciudadanos rompen la cuarentena para manifestarse en las aceras cercanas a su hogares y solicitarle a las alcaldías que resuelvan el problema de la distribución de gas en la comunidad.
Los afectados reclaman que llevan más de cuatro meses en los que la planta de llenado Bolívar Gas no recarga las bombonas de gas de los vecinos de la zona. “Estamos cansados de cocinar a leña o en hornillas eléctricas”, denunciaron los habitantes del sector La Laguna, en San Félix, al diario La Primicia.
La situación se repite en el estado Sucre, donde el OVSC registra, en promedio, dos protestas diarias en Cumaná por las fallas del gas doméstico. “La situación del gas en el municipio Cumaná está sumamente grave” comentó Emiliana Torres, coordinadora del observatorio.
VUELVEN LAS COCINAS A LEÑA
Muchos venezolanos optaron por utilizar fogones de leña para cocinar luego de notar el agravamiento de la crisis por la falta de bombonas que les permitan preparar los alimentos en sus estufas.
Isamar Gonzáles, una de las afectadas por la escasez, comentó a 2001 que su familia debe utilizar leña para cocinar las comidas del día a día. “Mis familiares en Maturín sufren porque, ahora que está lloviendo, se les moja la leña y deben esperar a que salga el sol para que se seque y poder preparar comida”, lamentó.
Esta situación se repite en muchos estados del país, porque la falta de bombonas de gas impulsó a los ciudadanos a invertir, si no tienen posibilidad de cocinar a leña, en cocinas eléctricas pequeñas.
“En Monagas alquilan las cocinas eléctricas para que la gente prepare sus alimentos porque son muy caras y no todos pueden comprar una”, dijo Gonzáles, quien también añade que los precios de estas cocinas asciende a los 120 dólares en los casos de las que tienen dos hornillas.
RESUELVEN COMO PUEDEN
En San Felipe, capital del estado Yaracuy, los ciudadanos reportan que duran más de dos meses sin que los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) organicen las jornadas en las que se distribuyen las bombonas.
María Dos Santos, vecina de la urbanización Villas de La Rioja de San Felipe, denunció que no reciben gas desde hace más de dos meses, cuando antes simplemente tenían que solicitarlo a la empresa Cherini, la distribuidora del servicio.
Para contrarrestar la crisis, Dos Santos lleva sus bombonas a otras urbanizaciones donde a veces le hacen el favor de llenarlas. Además de esto, comenta que en su casa se han visto en la necesidad de cocinar más alimentos en el horno eléctrico para ahorrar el poco gas que tienen.
CARACAS NO SE QUEDA ATRÁS
En la ciudad capitalina también sufren los estragos del déficit de la distribución. En zonas de la Cota 905, específicamente en el barrio El Nazareno, los vecinos pasan más de 30 días sin jornadas en las que se llenen las bombonas.
En la mayor parte de la zona metropolitana, el servicio depende estrictamente del CLAP gracias a que los líderes comunitarios son quienes tienen acceso a las plantas de llenado a las que se llevan las bombonas.
La orden es de realizar una jornada de llenado cada 21 días, pero no siempre se cumple con este tiempo y, en la mayoría de los casos cuando no se realizan las jornadas, los vecinos de la zona no reciben algún tipo de explicación al respecto.
A pesar de que, en contraste con la situación que viven en el interior, el panorama no están críticos, los caraqueños no se eximen de pasar las penurias de la falta de servicios y viven con el miedo de vivir situaciones similares en las que se vean en la necesidad de optar por alternativas como la cocina a leña o las hornillas eléctricas.
2020-08-06
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