Deisy Martínez
Ana Rivas vive en un apartamento en Plaza Venezuela con su esposo y tres hijos en edad escolar. El ingreso de ambos que no pasa del millón de bolívares mensuales les permite apenas cubrir gastos de alimentación y educación.
La preocupación constante es que alguien se enferme porque los seguros médicos si acaso alcanzan para una consulta médica. Y ha sucedido, afortunadamente nada grave, pero Ana ha tenido que acudir a vecinos para pedir desde una pastilla para malestares gripales, hasta suero fisiológico para nebulización. “No se preocupe por reponerlo vecina tranquila, es un regalo”, le han dicho más de una vez, ella agradece profundamente la solidaridad.
Esa mano amiga también suelen tenderla los vecinos en su edificio para ayudar al personal de vigilancia con paquetes de arroz, pasta, harina y una que otra vez algún desayuno o almuerzo preparado. Es la consciencia de saber que si bien devengan un poco más de salario mínimo la inflación pulveriza el dinero.
En tiempos de crisis este tipo de historias se repiten constantemente especialmente con comida y medicinas en la medida de las posibilidades de cada quien. Daniel Ramírez de 47 años fue despedido el año pasado de la compañía de seguros para la que trabajaba por reducción de personal, en la actualidad trabaja por su cuenta en la venta de pólizas pero en ocasiones se ha visto sin tener con qué alimentarse él y su mamá. No pide ayuda y con el estómago vacío igual va a ensayar en el coro (su pasión) al que asiste una vez a la semana. Los compañeros saben de su situación y más de una vez le han armado una cesta con productos y se la entregan, pese a las protestas de un Daniel apenado.
La plataforma en línea gratuita para recaudar fondos GoFundMe que en el caso de los venezolanos es usada para pedir ayuda para procedimientos quirúrgicos dentro y fuera del país o para tratamientos médicos cuyo costo es en dólares, también permite medir de alguna forma hasta dónde llega la solidaridad de allegados y extraños por lo pronto que se consigue el monto necesario que puede oscilar entre $2.000 y $15.000, dependiendo de la gravedad del padecimiento.
Prioridades
En Sociología, la solidaridad se refiere al sentimiento y la actitud de unidad basada en metas o intereses comunes, se trata de ayudar sin recibir nada a cambio, también se relaciona con los lazos sociales que unen a los miembros de una sociedad entre sí.
¿Es más o menos solidario el venezolano ante las dificultades actuales?
El sociólogo Trino Márquez cree que este valor, más la simpatía siempre ha sido un rasgo característico de los habitantes de nuestro país desde la llegada de los inmigrantes.
Pero advirtió que en momentos de profunda crisis social y económica en la que las personas están dedicas a sobrevivir, a veces no hay oportunidad para esa solidaridad, lo cual tiene su explicación.
“Pasa que la familia venezolana, los individuos, encuentran muchas más dificultades para poder cubrir sus necesidades básicas, conseguir alimentos, recursos, movilizar- se, esto hace que busquen primero resolver sus propios problemas personales y los de su familia antes de ayudar a otros y eso es perfectamente explicable, no solo en Venezuela, sino en cualquier sociedad sometida al conflicto, a crisis graves ocurre eso. La gente se ocupa en primer lugar de sus hijos, de su hogar y luego ve a los demás si les queda recursos y tiempo. No es que seamos más o menos solidarios, sino que antes no tenían las dificultades para poder subsistir actuales y en esas condiciones lo lógico es que alguien trate de sobrevivir primero”, sostuvo.
“Me gustaría ayudar más a mi familia, padres, hermanos, primos, incluso amigos, pero primero debo garantizarle las tres comidas dirias y adecuadas a mis hijos, por eso es que mucha gente emigra, para poder enviar dinero y la separación de los seres queridos es el precio que se paga” acotó Ana.
Por otro lado, Márquez destacó el apoyo prestado por instituciones como las religiosas, a través de las iglesias católica, cristiana y evangélicas, con distribución de comida y ropa que son productos y bienes que escasean en las comunidades más humildes del país, lo cual a su juicio sí se ha incrementado por la coyuntura de hoy.
Así mismo, ONG como Senos Ayuda (trabaja por la prevención del cáncer de mama), Acción Solidaria (atención integral a personas con VIH) y Convite (promoción de derechos sociales, especialmente de la tercera edad) han tenido que ampliar su labor y reforzar áreas asistenciales dada la escasez de medicinas y la falta de recursos para que los pacientes se practiquen exámenes médicos o acudan a consultas. Si bien reciben respaldo de particulares y empresarios en el país, buena parte de las donaciones que les llegan provienen del exterior a través de organismos o instituciones humanitarias.
Mayor respuesta
La también socióloga Emma Salazar coincide en el efecto de individualización de la crisis porque cada persona y familia está enfocada en la sobrevivencia y subrayó que este comportamiento no es distinto a como funcionan otras sociedades.
“El venezolano mantiene elementos mínimos de amabilidad y de respuesta pero creo que ha habido una incidencia muy fuerte en la individualización, es decir, la gente aislada y sobreviviendo. Nosotros tenemos idealizada nuestra capacidad de solidaridad pero la presencia de esa conducta en lo puntual depende de varios factores, no es que es muy común, sino que hay momentos de mayor auge y otros de decaimiento”, dijo.
La profesora universitaria agregó que para siquiera aliviar la emergencia humanitaria compleja diagnosticada en Venezuela ante la falta de respuesta del Estado hace falta mayor organización social en los ámbitos grupales y comunitarios a fin de que la asistencia y la solidaridad llegue a más personas. Mencionó que muchas familias se apoyan en la diáspora pero las condiciones económicas del país la hacen cada vez más insuficiente, mientras amplios sectores de la población de escasos recursos no cuenta con esta ayuda.
2019-11-09
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