Zairet González Ramírez | @ZaiLez
El hijo ilustre de Isnotú, el doctor José Gregorio Hernández, fue declarado Venerable un día como hoy en 1986 por Su Santidad Juan Pablo II.
En la declaración del hecho por el Santo Padre, se deja constancia "de las virtudes teologales Fe, Esperanza y Caridad para con Dios y el prójimo, y de las virtudes cardinales Prudencia, Justicia, Templanza, Fortaleza y sus anexas, del Siervo de Dios José Gregorio Hernández".
Nacido el 26 de octubre de 1864 en la población de Isnotú del estado Trujillo, a lo largo de su vida fue reconocido por su espíritu altruista, lo que lo llevó a ser nombrado Siervo de Dios, y posteriormente Venerable, que es el segundo escalón en el camino a la inscripción en el canon de santos de la Iglesia Católica. El galeno murió un Caracas un 29 de junio de 1919, cuando iba a comprar medicinas para uno de sus pacientes; sus restos reposan en la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de La Candelaria, en Caracas.
José Gregorio, como familiarmente le recuerdan los venezolanos, fue “un eminente científico, profesor universitario, además de un culto hombre de inquebrantable fe” según las palabras del Padre Francisco José Virtuoso, ex rector de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab).
El largo recorrido a la santidad
El camino hacia su beatificación y canonización inició en 1949 con la solicitud del arzobispo monseñor Lucas Guillermo Castillo, con lo cual la Iglesia comenzó el estudio de su vida y obra y de los testimonios de sus milagros.
Justamente al lado de la Iglesia de La Candelaria funciona la oficina de la Causa de Beatificación del Venerable José Gregorio Hernández, la cual reúne los testimonios de quienes aseguran haber que el doctor José Gregorio Hernández obró, en ellos o familiares, un milagro. Los primeros recabados datan del año 1957 y hoy por hoy llegan de distintas partes del país.
En los últimos años se suman más de 40 testimonios de hechos catalogados como milagros: personas que sufrieron accidentes y se recuperaron y otras que padecieron enfermedades y se sanaron.
Cerca de la tumba del Doctor, ubicada al costado izquierdo de la entrada central de la iglesia, es común escuchar a quienes comentan los casos que han visto pasar por la iglesia; sin embargo quienes trabajan por la Causa de la Beatificación de José Gregorio, dicen que uno de los problemas en los testimonios es que las personas rezan solas y no tienen testigos de su fe.
Los pasos
La Iglesia Católica pide que se introduzcan causas de beatificación de fieles que hayan fallecido con fama de santidad: constante y difundida en diversos lugares, transcurrido un plazo de cinco años del deceso; una vez que se cumple esa fase previa, inicia la segunda fase o diocesana que consta de dos vías: la de las virtudes heroicas o el proceso de martirio:
- La vía de virtudes heroicas busca declarar que el fiel vivió las virtudes cristianas en grado heroico.
- En la vía de martirio, la duda sobre la que se establece el proceso es si el fiel sufrió martirio por su fe.
Una tercera escala es la fase romana del proceso de beatificación, que se realiza a través de la Congregación para las Causas de los Santos, institución competente en El Vaticano, dentro de la que existe el Colegio de Relatores quienes tienen las función de recibir las causas que serán impulsadas según el máximo rigor de las normas.
Una vez recibida una causa, es asignado un relator el cual preparara las ponencias sobre las virtudes o el martirio que por lo general suele prolongarse durante muchos años por la fama de santidad que tenga el Siervo de Dios en cuestión.
En este punto el relator puede recoger relatos de favores atribuidos a la intercesión del siervo de Dios y cualquier otro documento que avalen la fama de santidad, como cartas que escriben los fieles. También impulsa la causa que se inicie el proceso de un presunto milagro.
Si la beatificación se sigue por vía de martirio, no se procede a la declaración de Venerable, pues para la beatificación de los mártires no es necesario el proceso del milagro.
La cuarta fase es la del proceso de milagro: debe ser un hecho inexplicable por causas naturales y que se pueda atribuir a la intercesión del Siervo de Dios, bien sea médico o de otra naturaleza tiene que ser físico para de esa forma poder comprobarse.
La investigación de la veracidad la realizará el Obispo del lugar donde haya ocurrido el inexplicable hecho, recopilando las pruebas correspondientes.
En el caso de milagros médicos, son útiles las pruebas médicas anteriores a la curación y posteriores, así como el testimonio de los médicos. Los milagros atribuidos se estudian en una Comisión de peritos (que será de médicos, si el favor es una curación), después en un Congreso especial de los teólogos, y por fin en la Congregación de los padres cardenales y obispos, si los informes de los tres grupos es favorable, se presenta al Papa, que es quien tiene la competencia de determinar lo que sea conveniente.
Si el Santo Padre lo estima conveniente, emite un decreto por el que se aprueba el milagro y se ordena la beatificación.
Con información de AVN / ACI Prensa / www.venezuelatuya.com / Fotos: AVN
2017-01-16