Nota de prensa
La organización Abuelos de Miranda, en un comunicado señala que en un padecimiento más se ha convertido el acceso a las medicinas en los adultos mayores, quienes en ocasiones dependen de varias pastillas por padecer de más de una patología a la vez. No sólo es el esfuerzo físico que representa tener que visitar casi diez farmacias por día para intentar conseguir los remedios, sino también el alto costo que les representa la adquisición.
“Es un hecho tangible y notorio. Lo escuchamos de los propios abuelos, lo vemos en prensa y en las redes sociales, en donde es cada vez más frecuente encontrar mensajes de personas que piden ayuda para conseguir los medicamentos. Incluso han proliferado las aplicaciones a través de las cuales se rastrean las medicinas”, señala el presidente de Abuelos Miranda, Luis Francisco Cabezas, quien sostiene que las medicinas subsidiadas no se consiguen porque hay una desproporción entre la regulación del precio justo y los costos que les implican a los fabricantes, lo cual los hace inviables económicamente.
El Gobierno de Miranda ha buscado tenderles la mano a los abuelos a través del programa Mi Remedio, con el cual los mirandinos reciben gratuitamente los medicamentos esenciales de enfermedades crónicas y eventuales patologías infecciosas. Para acceder al banco de medicamentos sólo se necesita asistir periódicamente a consulta con un médico adscrito a la Red Francisco de Miranda y retirarlos en las Casas Amigas de la Salud.
Sin embargo, hay padecimientos que requieren de drogas mucho más complejas y con nuevas combinaciones que por la falta de liquidación de divisas del Estado no llegan al país. “Los medicamentos que subsidia el Gobierno nacional son los que se usaban hace 30 años y no es que sean malos pero quedaron en desuso. Todas las moléculas nuevas que son más costosas para los laboratorios no se consiguen en el mercado”, explica el cirujano general Francisco Manzanilla. Por eso, los llamados genéricos, que antes eran la segunda opción, en algunos casos han pasado a ser la única. Así el Ketroprofeno suplantó el lugar del Profenid en los anaqueles, y lo mismo ocurre con el Omeprazol y el Pantoprazol.
No obstante, de acuerdo con lo que señala Manzanilla ni los genéricos pueden aliviar los malestares de los abuelos. Primero porque dada la creciente demanda son muy difíciles de conseguir, como ocurre sobre todo con los antihipertensivos y los analgésicos.
La tensión, la diabetes y la osteoporosis son las tres enfermedades más comunes en los abuelos, y la falta de ingesta de las pastillas para controlarlas puede tener consecuencias fatales. “Un paciente que es hipertenso y que tiene que tomarse todos los días una pastilla, si un día no se la toma corre el riesgo de que se le suba la tensión y cuando eso pasa o te da un infarto o te da un Accidente Cerebro Vascular (ACV), y los dos pueden ser mortales u ocasionar deficiencias.
2015-08-06