2001.com.ve | Juan Albarran
En las 230 páginas del libro digital “50 Años de Fotoprensa Venezolana” se refleja la trayectoria de Luis Bisbal, Héctor Castillo, Nelson Castro, Ángel Echeverría, Harold escalona, Félix Gerardi, Eddy Gonzalez, Jose Grillo, Kisai Mendoza, Wendys Olivo, Paulo Pérez Zambrano, Nicola Rocco, Cecilia Rodríguez, Fernando Sanchez, Jose Sardá, Manuel Sardá, Luis Vallenilla, destaca con admiración su curador, Pedro Antonuccio Sanó.
El promotor de la obra visitó junto al reportero gráfico Fernando Sánchez la redacción de 2001 para hablar sobre el exhaustivo proyecto que se tomó unos 10 años en verse concretado.
“Estos reporteros gráficos son parte de la historia venezolana al haber estado presentes en muchos momentos claves dentro del ámbito político, económico y social”, dice Antonuccio Sanó.
“Estos fotógrafos fueron capaces de retratar el alma de los venezolanos en medio siglo de historia”, detalla Sánchez.
Antonuccio Sanó señala que en el trabajo se observa “lo amargo y lo dulce de la vida, se reflejan los golpes de estado, las revueltas sociales, y también las cosas bonitas de la vida, las fotografías tienen una absoluta claridad conceptual y un profundo valor emocional”.
El curador recuerda que en todo este tiempo escudriñó por las imágenes hasta en registros de la biblioteca nacional y que costó mucho seleccionar la portada entre 120 imágenes, pero la responsabilidad calló en manos.
“Las imágenes no tienen la verdad absoluta. Por el contrario, buscan que el observador pueda deducir y pensar cualquier cosa a través de lo que transmita la fotografía (…) El libro no pretende hacer ningún juicio moral”, explicó.
Desde el lente.
Una fotografía de Fernando Sánchez, escogida por Antonuccio, fue de las que quizá causó más revuelo en su momento, pues en ella se ve por un efecto visual de profundidad, el arma de un policía en la boca de un cadáver que era cargado por un grupo de agentes, cuando en realidad solo era trasladado.
Así mismo, Fernando Sánchez recuerda el día que asesinaron a Jorge Tortoza, recordado fotógrafo de 2001. “Lo socorrimos y cuando logramos conseguir que fuera trasladado, le dije ‘lo siento compadre, nadie mejor que usted sabe que este es el trabajo’. Era mi amigo”, dijo como ejemplo a lo que llama “la obligación de desdoblarse”, que es separar lo personal del trabajo para poder registar la historia, “aunque les doliera”.
Antonuccio dedica este libro a todos los reporteros gráficos del país y también menciona que espera que sus trabajos sean expuestos en la región y Europa. “En los próximos tres años queremos volver este libro una exposición fotográfica”, remata.
2019-09-15
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