Carlos Carreño Zabala
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Jugar con la perinola, las metras, el papagayo o el trompo, fue durante mucho tiempo parte importante de la infancia de los venezolanos. A esos juegos tradicionales también estaban unidos otros más populares como “el fusilado”, “el cero contra cero”, “el pisé”, actividades lúdicas que se realizaban al aire libre por un grupo de infantes.
No obstante, estos juegos se han visto desplazados por la irrupción de la tecnología y la infinidad de aparatos que han sacado al mercado. Tan es así, que los chamos de hoy en día cambiaron los clásicos carritos y las coquetas muñecas por nintendos portátiles, tabletas y otros juegos electrónicos cuyo soporte son computadoras y laptops.
Desplazados
La psicopedagoga Nairobi Rey explica que los juegos tradicionales se han visto desplazados por indiferencia conveniente de los adultos con la presencia de los avances tecnológicos.
“Una de las causas es que las figuras adultas de las familias venezolanas ya no tienen tanto tiempo para acompañar o supervisar al niño en los juegos tradicionales o los cooperativos, porque tienen que ir al campo laboral y por eso se fomenta el uso del aparato tecnológico”, sostiene Rey.
Los juegos al aire libre también se han adormecido en nuestra cultura y tradición nacional desde hace un buen tiempo, producto a los factores de riesgos que éstos implican y que se han multiplicado actualmente.
“Los espacios aptos para estos juegos exhiben muchos factores de riesgo para que un niño juegue, como el riesgo de sufrir lesiones, que el pequeño pueda caerse o inclusive el miedo de los padres a la inseguridad”, sostiene la psicopedagoga.
En el caso de los juguetes, éstos han sido desplazados por los altos costos que tienen los mismos en el mercado venezolano.
Chamos han cambiado
Sin lugar a dudas, ha habido un cambio en la psicología de los niños de hoy. Según la psicopedagoga Nairobi Rey los padres se han involucrado en ese cambio cultural.
“Hemos dejado que las tecnologías invadan en un 100% la infancia de nuestros niños y que se desplacen casi que en un 90% los juegos tradicionales y los juegos recreativos”, afirma.
No resulta extraño que la gran mayoría de los infantes se sientan atraídos por actividades distintas a las que hacían otras generaciones e incluso practiquen otras formas de esparcimiento.
“Los chamos de ahora tienen mayor interés por lo innovador y por lo nuevo. Aunque los juegos y juguetes clásicos se han mantenido entre los gustos de algunos, es evidente que no en la misma proporción que en el pasado”, indica Marianela Maldonado, docente.
En algunos casos, el cambio que han sufrido los infantes por el tipo de juegos es sustancial. “La diferencia entre con lo que jugaba mi hijo mayor y el menor es abismal. El mayor antes participaba en juegos más activos. Uno diría que es por el crecimiento, pero es que los pequeños ya ni siquiera le paran a los juguetes”, señala Petra Luna, madre de cuatro chamos, Jesús de 13 años, Sebastián de 11, Christian de 7 y Santiago de 5.
Invasión tecnológica
La irrupción de internet ha minado todos los campos de la vida humana y los niños no han escapado de este fenómeno y todas sus implicaciones.
Actualmente, en los hogares venezolanos, el ideal de todo niño es jugar con un aparato electrónico.
“Antes había mayor interés por los juegos tradicionales y jugar en la calle. Ahora, en el caso de los tres mayores, su interés está es en jugar con la computadora o el nintendo”, cuenta Petra Luna.
Aún así, la llegada de lo tecnológico al seno de las familias criollas ha sido, en parte, impulsada por los propios padres.
“Conozco de gente que le regala a sus hijos estos aparatos. A mi sobrina, por ejemplo, sus padres les regalaron un Nintendo DS a los 5 años y una tableta a los 6”, señala Petra.
Según la psicopedagoga, “los equipos tecnológicos permiten que el niño se mantenga durante un gran tiempo estático frente a una computadora, frente a un nintendo portatil o un televisor y eso puede explicar por qué el adulto recurre a ellos”, afirma.
Efectos no son juego
Las actividades lúdicas realizadas a través de equipos electrónicos y tecnológicos por niños pueden traer consecuencias negativas, sobre todo en los casos donde los aparatos son dados a niños cuyas edades son muy tempranas y sus contenidos son agresivos.
“Si no hay un control del tiempo en el niño y los padres permiten que sus hijos de tres o cuatro años tengan interacción con juegos tecnológicos, puede afectarse la salud mental y visual, los hábitos y la socialización del niño con otros infantes”, manifiesta Nairobi Rey.
La especialista recomienda que debe haber una acuciosa supervisión de los adultos para que estos juegos no generen factores de violencia en el menor.
“Hay muchos juegos que son para adultos y los están utilizando los niños y eso puede hacer que el niño se torne violento, desarrolle conductas agresivas y las refleje en la escuela”, afirma.
Expertos coinciden en que los padres deben poner un límite de entre 20 ó 30 minutos por día para el entretenimiento de la tecnología.
Preservación escolar
Las escuelas se han convertido en uno de los pocos espacios en los que se preservan los juegos tradicionales y cooperativos, y donde los niños encuentran ciertas restricciones para el uso de juegos electrónicos. “Aquí hay limitaciones para el uso de estos equipos por los alumnos. Sin embargo, ellos los traen y algunos maestros los dejan usar en el recreo”, cuenta Marianela Maldonado, educadora.
La psicopedagoga Nairobi Rey añade que en las escuelas, sobre todo en las públicas, hay una guerra porque se restringe el uso de los aparatos tecnológicos ya que son un factor distractor y no tienen cabida dentro de las aulas.
2017-02-23