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La máscara no es solo en carnaval

Viernes, 21 de febrero de 2020 a las 08:00 pm
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Génesis Bastidas

El carnaval es una celebración cuyos orígenes vienen desde tiempos muy remotos y son asociados a fiestas paganas que anteceden a la cuaresma del cristianismo. Aunque no es una festividad reconocida religiosamente, se vincula a los países que se rigen por la religión católica.

Tradicionalmente alrededor del mundo se celebran estas fiestas entre febrero y marzo. En ellas las personas festejan disfrazados, con antifaces, fiestas y carrozas en las calles. Entre los más conocidos están los carnavales de Río de Janeiro en Brasil y los de las Islas Canarias en España.

Carla Pinto, psicólogo clínico y psicoterapeuta psicodinámico, explicó que la tradición suele vincularse a algo carnal por su proximidad al comienzo de una tradición religiosa.

“Es asociada culturalmente como una fiesta pagana, donde hay una gran permisividad y esto tiene que ver con lo religioso; porque precisamente finaliza el martes de carnaval y los miércoles de ceniza, inicia la festividad de la cuaresma que es religiosa, esa época que marca el inicio de la Semana Santa; por eso suele asociarse a lo carnal, los placeres de la carne, porque precisamente en esa tradición se pide dejar de comer carne; despojarse de todo lo material, lo carnal”.

Asimismo detalló que la mayor parte del tiempo las personas actúan bajo deseos inconscientes que van saliendo día a día a través de diferentes circunstancias, entonces al poder disfrazarse, las personas pueden atreverse a expresar cosas que no muestran normalmente.

“Siempre tenemos deseos reprimidos. A través de los disfraces se permiten expresar esos deseos reprimidos por esas cosas que no hacemos tan conscientes. Nos sentimos con permiso para hacer cosas normalmente vedadas”, dijo.

Por su parte, el sociólogo Leoncio Barrios aseguró que es común en carnavales ocultar el rostro detrás de una máscara, porque desde la antigüedad eso representa para quien las usa tener libertad para expresarse y actuar de diversas maneras.

“Lo que hacemos en carnaval es que somos más descarados, actuamos con más libertad porque el rostro no se ve. En esos tres días de fiesta de la carne nos atrevemos a hacer cosas que normalmente no hacemos. En el caso más común es interpretar las características del comportamiento de ese personaje del que nos estamos disfrazando”.

La careta diaria

Ambos especialistas consideraron que es completamente normal que el ser humano viva constantemente mostrando una cara diferente dependiendo del lugar donde se encuentre y con quiénes, pues se adapta diversos estereotipos.

“Toda la historia de la humanidad ha sido así. Nosotros desde la Grecia antigua nos hemos puesto caretas para poder representar papeles. Nunca somos una misma persona con nuestros padres, amigos, en la intimidad, en el trabajo, siempre estamos en una constante careta”, dijo Barrios.

Por su parte, la psicólogo Pinto explicó que las máscaras pueden volverse un problema psicológico cuando el individuo opta por vivir con una sola. “Siempre usamos máscaras dependiendo de los diferentes momentos y vínculos que uno establece, pero se vuelve patológico si por ejemplo: ‘soy un político y a todo el mundo quiero tratar así, nunca salgo del rol”.

Los expertos aseveraron que maquillar la realidad en redes sociales constituye un comportamiento cotidiano y natural de los seres humanos, pero que ahora se nota mucho más por auge de estas plataformas, que a través de diversas herramientas pueden embellecer la supuesta felicidad que muchos buscan proyectar.

2020-02-22

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