La maternidad infantil y adolescente es un drama oculto con miles de casos al año en Latinoamérica, la segunda región con la mayor cantidad de reportes de este tipo en el mundo, que perpetua, de esa manera, ciclos negativos de abuso, exclusión y pobreza para la mayoría de las jóvenes madres.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, en inglés) estima que casi el 18 % de los nacimientos en la región corresponden a madres menores de 20 años y que anualmente dan a luz alrededor de un millón y medio de adolescentes de entre 15 y 19 años.
Por ese motivo, organizaciones como Plan Internacional alertan que la alta tasa de embarazos tempranos "frustra el futuro" de muchas niñas y adolescentes en América Latina.
La mayoría de estos casos, afirman los expertos, están relacionados con la violencia machista, la pobreza extrema, la falta de acceso a la educación y la carencia de planificación familiar.
Todo hace indicar que esta situación se ha agravado por efecto del confinamiento y las medidas restrictivas ordenadas para afrontar la pandemia, algo que afecta a toda la región, pero que muestra cifras impactantes en países como Venezuela, Perú, República Dominicana, y Panamá. .
La situación actual
En ese contexto, es notorio el caso de Venezuela, donde el más reciente estudio de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) señala que el riesgo de ser madres crece a medida que se avanza en la adolescencia.
Aunque el promedio de hijos por mujer se redujo a lo largo de más de medio siglo, al pasar de 6 en 1960 a 2,23 en 2021; a los 19 años más de una quinta parte de las jóvenes venezolanas ya se han convertido en madres.
La ausencia de datos oficiales impide a organizaciones venezolanas conocer a profundidad la situación del embarazo adolescente en el país; pero de acuerdo con datos del UNFPA en 2020 se registraron 95 jóvenes gestantes por cada 1.000 en Venezuela.
También en un informe sobre las consecuencias socioeconómicas del embarazo adolescente; el UNFPA reveló en 2020 que alrededor del 18 % de los nacimientos corresponden a madres menores de 20 años de edad.
Las consecuencias en el futuro
Tanto el UNFPA como Plan Internacional, además de otros organismos, alertan que esta situación "frustra el futuro" de las niñas y adolescentes. Asimismo las medidas de confinamiento y aislamiento por la emergencia sanitaria agravaron la problemática.
En ese sentido, se han provocado "severas repercusiones para las niñas y adolescentes de la región, en especial, por el cumplimiento de sus derechos, como el acceso a la educación y su desarrollo personal o profesional", remarca Plan Internacional.
En Venezuela, las niñas que son madres dejan el colegio, con lo que reducen drásticamente sus oportunidades de desarrollo; y en muchos casos, se condenan a ocupar empleos informales.
La Encovi señala que apenas el 8 % de las madres adolescentes puede conciliar la maternidad y los estudios; lo que lleva a las jóvenes a dejarlos a edades tempranas, incluso antes de tener su primer hijo.
Las vías para enfrentar la maternidad infantil en Latinoamérica
De acuerdo al Código Penal de Perú cuando una menor de 15 años queda embarazada producto de un abuso sexual. Las denuncias de estos casos no son la norma y las familias que deciden hacerlo ven como muchas veces quedan impunes.
El UNFPA alerta que en el país andino es esencial la prohibición del matrimonio infantil, al que muchas familias recurren para lidiar con los embarazos de las niñas y evitar los juicios por violación sexual.
Matrimonio infantil
El matrimonio infantil significa legalizar una mutación de un violador a ser esposo. Algo que atenta contra los derechos de las niñas porque es una decisión que va más allá de sus deseos y derechos y la coloca en una situación de mayor vulnerabilidad.
Por ese motivo, los expertos defienden que una educación sexual integral, un mejor acceso y conocimiento de métodos anticonceptivos; plantear la posibilidad de legalizar el aborto por causal de violación; y un sistema de justicia más firme son algunas de las vías de reducir los embarazos.
Por otro lado, el Gobierno de República Dominicana lanzó en diciembre pasado un plan dirigido a disminuir las uniones tempranas y el embarazo en las adolescentes, pero esta situación persiste, más allá de que se prohibió el matrimonio de menores de 18 años en diciembre de 2020.
A pesar de estas medidas y buenas intenciones, la prohibición no ha evitado que las menores dominicanas continúan atándose a relaciones con hombres de mucha mayor edad a través de uniones estables, según denunció Plan Internacional.
EFE
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