Nayzai Saavedra|[email protected]
Grandes y pequeños saqueos y conatos de éstos siguen generándose. De hecho, atacaron un camión de pollos en Villa de Cura, estado Aragua; se intentó violar un mercado municipal de San Fernando de Apure; y en Montalbán, Carabobo, se metieron en un Mercal.
Ante estos hechos, Amalio Belmonte, sociólogo, indicó que en una “situación normal”, donde las necesidades esenciales de las persona están cubiertas, es difícil que ocurran actos como estos, perpetrados no por delincuentes, sino por ciudadanos comunes y corrientes.
¿Qué pasa cuando este ciudadano común acude a ello?, cuestionó Belmonte, respondiendo que puede influir cuando hay una necesidad urgente que le urge ser satisfecha y cuando esto se extiende a un colectivo.
“Alguien lo hace y da paso a que las inhibiciones morales se rompan. Hay experiencias que lo han demostrado: el Caracazo de 1989”, señaló Belmonte, aclarando que es algo momentáneo y que puede presentarse arrepentimiento luego.
Explicó que no se trata de que la gente sea malévola, que carezca de valores o principios, es que ante esa situación de gravedad no tiene cómo bloquear esos instintos.
Aclaró que si se trata de un grupo es más factible porque el resto da ánimos, envalentona y aunque sea inconscientemente la persona sabe que el delito está despersonalizado, el anonimato de la masa permite no someterse a la crítica pública.
“Puede replicarse en otros lugares si la necesidad no es de un solo sector, un primer hecho se convierte en un efecto ‘demostración’”, analizó indicando que a esta situación se le añade que el factor internet en dónde esto se hace público y se debate.
Aclaró que no todas las personas son susceptibles, solo una parte puede ser víctima del efecto. Reconoció que cuando se genera un saqueo hay presente gente “sinvergüenza”, delincuentes. Pero, también se involucra gente que en su vida pensó que llegaría a participar en ello por esa insatisfacción de la necesidad; pero la misma “no lo justifica, solo lo explica”, aclaró Belmonte.
A la propia ciudadanía no le conviene que esto siga sucediendo porque es una solución momentánea, saquean al abasto de la esquina y esto podría quebrar ese negocio, propicia que los demás no abran sus santamarías o dejen de vender por temor.
Patrocino oficial. Francisco Coello, sociólogo y profesor de la Ucab, considera que la situación es diferente a la del Caracazo, indica que parte los saqueos en la actualidad están siendo administrados por el propio Gobierno para destruir lo que queda del tejido económico del país.
“En este momento el Gobierno, como parte de su proyecto político, está usando el caos y desolación con mecanismos de presión social, además aprovecha y demuestra su control militar, lo usa como una excusa para generar más controles”, manifestó.
Advirtió que las redes pueden generar un efecto de “emulación”, por lo que hay que tener cuidado con lo que comparte y cómo se comparte. Aclaró que se generan algunos eventos “no programados”, pero que eso no le importa al Gobierno porque las víctimas son los negocios privados.
Cuidado con los chamos. Yeimi Arroyave, psicopedagoga, señaló que con los niños hay que hablar con la verdad, aunque de forma sutil. Explicar que hay una situación en la que las personas sienten desesperación, que están haciendo lo que no deberían y dar el ejemplo dándoles seguridad en que no hay necesidad de llegar a esos extremos.
Recomendó mantener alejados a los niños de las noticias, ofrecer alternativas para reducir los niveles de ansiedad. Tomar tiempo para que practiquen algún deporte o actividad en conjunto donde puedan drenar tanto ellos como los chamos.
2018-01-16