Redacción Jesús M. Gambús/ [email protected]
Distribuidas a los largo de la Línea 1, esculturas de grandes, medianos y pequeños tamaños, obras de maestros del cinetismo, del pop art, del cubismo y del arte figurativo se distribuyen como pasajeros que esperan la llegada de la brigada de mantenimiento, para recuperar el lustre de los años en que, en medio de discursos, brindis, fotos y cintas cortadas por una tijera, daban fe de lo que se dio en llamar la cultura metro.
El hierro pintado, el bronce, el aluminio anodizado, el vidrio, la cerámica y el cemento dejan de ser simples materiales para tomar cuerpo, forma, colores en las manos de decenas de artistas plásticos consagrados: Jesús Soto, Carlos Cruz-Diez, Mercedes Pardo, Marisol Escobar, Rafael Barrios, Gertrudis “Gego” Goldshimidt, Lia Bermúdez, Rita Daini, entre otros.
Allí están, con sus títulos Homenaje solar, Desplazamiento perforado, El Colibrí y La Culebra, Kaleidoscopio, etc, condenados también a la indiferencia del tropel que se desplaza por puertas, pasillos, andenes y torniquetes en busca del abordaje de los vagones que los conduzcan rápidamente a sus destinos entre Propatria y Palo Verde.
¿A quién corresponde el mantenimiento del patrimonio cultural del Metro de Caracas?¿Hay materiales especiales para preservar las obras?¿Se localizan en el país?
Fue una misión imposible contactar con la Gerencia Cultural del organismo. El servicio al usuario consigna con buena disposición los números telefónicos de quienes podrían dar información sobre el legado artístico, pero a la hora de indagar sobre las responsabilidades, no hay quien levante el aparato y nos oriente al respecto.
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2015-10-24