Génesis Bastidas
Los puestos en la calle y los locales donde venden películas y programas de computación piratas, comúnmente llamadas en Venezuela como “quemaítos” todavía existen; no en gran abundancia como antes, pero hacen el intento de mantenerse ante la crisis.
Más allá de lo ilegal, a esas ventas de “quemaítos” le atacaron los avances de la tecnología y la crisis que golpea a Venezuela. Muchos de estos negocios desaparecieron, bien sea porque dejaron de comprar las personas; porque descubrieron que podían tener acceso a películas, programas y música en línea o mediante la descarga por internet. O porque la crisis atrapó a ese comerciante que decidió cambiar las copias de CD’s por vender otras cosas, trabajar en algo diferente, emigrar ó simplemente cerraron.
La venta de CD´s de música en definitiva fue la que más sufrió, porque prácticamente es nula. Quienes todavía viven de comerciar con las copias de películas y programas de TV, trabajan mayormente con clientela fija, que va buscando clásicos o películas no tan taquilleras en el cine, y programas de computación a precios asequibles.
Víctor Anasagasti, tiene 26 años en un puesto a las afueras de la escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela, comenzó vendiendo libros pero con la fiebre de los “quemaítos” decidió cambiar y comenzar a comercializar películas. Actualmente tiene 15 años con las películas; en el lugar se pueden conseguir ofertas “impelables” para los fanáticos de las películasde DVD; pero básicamente trabaja vendiendo películas que no son muy sencillas de encontrar y que mucha gente sabe que él puede tener.
No muy lejos, en los Chaguaramos, está el negocio del señor Nelson De Ponte, un portugués que llegó en 1968 a Venezuela, al llegar se dio cuenta de sus maravillas y comenzó a apostar por un negocio en el país.
Tiene muchos años dedicándose a las películas, pero tan solo cuatro años en ese local, allí maneja el área de sus “quemaítos”, pero también se puede disfrutar buena comida, batidos y dulces. Según dijo tiene “9.000 películas en staff”. Este extranjero enamorado de Venezuela aseguró que para él lo más importante es ofrecerle a sus clientes un buen servicio, basado calidez y calidad, lo que le ha dejado clientes fijos.
Ambos comerciantes coincidieron en que los “quemaítos” son buen negocio, golpeado por la crisis y tecnología, pero aún así les permite sustentarse.
2020-02-07
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