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Trabajadoras sexuales tienen tarifa plana (+Fotos)

Miércoles, 30 de noviembre de 2016 a las 08:00 pm
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Arnoldo Arcaya | [email protected]

Se pueden identificar a distancia, entre las sombras, a veces solas o en pequeños grupos de cuatro o cinco. Algunas usan tacones, escotes y faldas cortas; otras tienen zapatos de goma, jeans y camisas sencillas; hay “mujerones”, operadas o naturales; y “menorcitas” que apenas pisan 18 años. Hay morenas, rubias, altas, bajitas. Hay exhombres. Hay para todos los gustos. Esas son las trabajadoras sexuales.

Las avenidas “de los años mozos de esa profesión” ya no son tan transitadas. En la Baralt y Libertador hasta ellas escasean.

En El Rosal y en la calle de los hoteles de Plaza Venezuela hay más vida, es fácil divisarlas. Ellas se dividen “la zona”, algunas están cerca de los hoteles “baratones”, otras por donde están los “más caché”. Sea cual sea, todas cobran el mismo monto base: Bs 10 mil por una hora o “lo que ocurra primero”, sino “chao, pescao”. La condición: que el cliente sea el que pague la habitación y use condón.

Para ellas, “esas son las reglas de la ‘maestra’”, se refieren a la persona que está detrás del negocio, aunque evitan hablar de ella… o ellas o ellos.

El pago es en efectivo, por adelantado y el servicio solo ofrece lo “normalito”. Quienes quieran ir más atrás deben consultarlo con anticipación, no todas se dejan, quienes dicen que sí cobra Bs 5 mil más. “Uno les habla claro porque después se ponen locos”, suelta una de las muchachas, no pasa de los 20 años, tiene un pantalón roto, la camisa amarrada en la cintura mostrando el ombligo y el cabello suelto.

Ella es la voz cantante de su grupo de 4 compañeras de labores. Es la primera que habla y se ofrece sin pensarlo: “lo mínimo que cobro son Bs 9 mil, pero si tienes Bs 12 mil me los das. No me trago nada, así que no inventes”.

A los clientes que no convencen les piden “por lo menos para un café”. Aseguran que pasan la noche con ese frío y les hace falta, aunque detrás de eso no temen contar la verdad: “Tenemos para comprarnos el café, pero a nosotras nos gusta chulearnos a los hombres. Para eso estamos aquí, para chulearlos. Entonces, si vemos que tenemos chance de sacarle el café, los cigarros, los preservativos, las chucherías y los reales, somos felices”.

FOTOS: Wladimir Campos

2016-12-01