Nayzai Saavedra
El transporte superficial en la actualidad es un caos. Los usuarios sufren para conseguir unidades que los movilicen, sobre todo en el caso de zonas populares ya que para acceder a algunas barriadas sólo prestan servicios los yips, los conocidos “todoterreno” de las troncales.
La Federación Nacional de Transportistas no los asocia, de hecho no tienen ninguna organización que los fiscalice o los respalde.
En un recorrido realizado por el Diario 2001 -en diferentes paradas de yips en la capital- se conoció que la escasez de repuestos es una realidad de la que no escapan, por lo que en la mayoría de las líneas constituidas están trabajando con menos de la mitad de su flota.
“Los usuarios se quejan de que tenemos que traer más unidades para no hacerlos esperar. No podemos hacer nada, estamos parados por cauchos, motores y lo costoso que se ha vuelto el cambio de aceite”, manifestó un conductor de la línea La Vega.
Entre las líneas de Carapita, Catia, La Vega, El Calvario y El Guarataro hay quienes hasta tienen trabajando tan sólo cinco unidades de un total de 60. Algunas cooperativas grandes tienen hasta casi 100 carros en espera de reparaciones y mantenimientos.
Para algunos la Proveeduría de Repuestos del Estado no es más que un mito, los que reciben repuestos y productos indican que es esporádico e insuficiente, como lo es el caso de una de las líneas que van hacia El Guarataro, donde recientemente se les entregaron dos cauchos por unidad.
“Nos los dieron, a precio regulado, no es malo. Sin embargo, no nos dieron para tener operativas todas las unidades con las que contamos y además son dos cauchos que se quedan por fuera por cada carro y también deben ser cambiados”, comentó un conductor.
El costo del pasaje también es un tema sensible, tanto para los usuarios como para los yipseros. Poco son los que están cobrando la tarifa mínima que se maneja oficialmente, Bs 280. Este precio varía depende de que tan largo sea el recorrido.
Otras están exigiendo entre Bs 500 y Bs 700, pero hay casos en los que terminan aceptando los Bs 300. Eso sí, los fines de semana también aprovechan para poner un recargo, lo mismo sucede para los que se “aventuran” a prestar servicio nocturno, pero en estos casos los pasajeros indican que de noche aceptan pagar más porque consideran que es “razonable”.
Hay zonas de Carapita en las que también cobran mil bolívares -Las Delicias – Las Clavellinas- por el servicio. Ahí muchos usuarios manifestaron no estar de acuerdo, consideran que no deben pedir pasaje mínimo pero que lo justo estaría alrededor de los Bs 500.
“Uno entiende que la cosa está dura y que con Bs 300 por persona no se hace nada porque ellos cargan menos pasajeros que las camioneticas, pero cobrar Bs 700 o mil aún no me parece porque a uno también se le hace apretado”, señaló una usuaria.
Los yipseros insisten en que les alcanza para mantener algunas unidades trabajando, pero no para llevar alimento a sus hogares.
También están los que ofrecen el servicio “pirata”, no pertenecen a las líneas de la zona en la que prestan servicio y no cobran a precio regulado o acordado por la asociación de la troncal. A pleno día pueden llegar a pedir desde Bs 2 mil, dependiendo de la necesidad; es decir, cuando hay largas colas y hace mucho sol o cuando hay lluvia.
Fotos: Jacob Atircopy Osorio
2017-11-13