Johanna Martensson presentó al A’Design Award & Competition una serie de fotografías que presentaban una idílica ciudad de pan. Idílica en la medida en la que una ciudad de pan puede ser idílica (para los celíacos puede no serlo tanto).
El caso es que Johanna fotografió el proceso de descomposición de su ciudad durante seis meses y dio lugar a estas impresionantes imágenes que representan un fin del mundo más bien tétrico y mohoso, un fin del mundo en toda regla, como Dios manda, o como los extraterrestres invasores manden, o como cualquier cosa que no sea el manido "no es un fin del mundo, es un cambio de conciencia", que es algo sin explosiones ni rayos mortales ni nada de nada. Un fin del mundo de estar por casa, tremendamente aburrido./NoPuedoCreer
Martes 4/06/2013