Famoso por su técnica de mimetizarse con paisajes urbanos hasta hacerse invisible, el artista chino Liu Bolin ha desembarcado en Caracas para esconder a venezolanos entre billetes y cajas de harina y hacerlo él mismo con un montón de cómics.
Su particular estilo lo llevó a ocultarse en lugares tan diversos como Venecia o la Muralla China, en procesos que lo obligan a pintarse de pies a cabeza para convertirse en una estatua humana y fundirse con el fondo de los paisajes elegidos.
Ahora es el turno de Venezuela, donde en medio del ir y venir de unos 20 artistas y de una cantidad similar de voluntarios que lo ayudan a hacerse invisible detrás de sus obras, revela algunos secretos de su técnica.
"Lo más difícil tal vez es quedarme bien quieto, porque cualquier movimiento puede arruinar la composición", contó en diálogo con Efe durante su presentación en la caraqueña Galería Freites, que alberga sus montajes.
La fórmula de este hombre nacido hace 40 años en la provincia china de Shandong consiste en diluir su presencia dentro de sus obras, ocultándose detrás de un minucioso maquillaje facial y pintura en sus vestimentas.
A simple vista, el espectador solo ve el fondo, pero al fijar la mirada este "hombre invisible" se torna visible como una silueta sobre la composición, que puede ser un paisaje, un muro, una librería, un anaquel de supermercado o un grafiti.
Como último paso, un fotógrafo retrata la presentación y las imágenes son expuestas en galerías del mundo entero.
En su visita a Venezuela eligió un fondo de revistas de historietas en el que se difumina gracias al traje que un grupo de artistas venezolanos pintaron contra reloj.
El objetivo es mimetizarse sobre el fondo de la composición y que apenas la observación de sus pies permita al espectador descubrir su presencia, reflejando su interés en pasar desapercibido para que la obra sea la protagonista, tal y como quería cuando empezó a desarrollar su arte.
"Comencé a trabajar en esta técnica hace ocho años, al principio solo quise expresar mis ideas, no estaba pensando en ser una persona famosa", afirmó.
Sin embargo, su trabajo trascendió las fronteras de su país y llegó a exponer en galerías de Nueva York, París y Bruselas.
Ahora llegó por primera vez a Latinoamérica, con Bogotá y Caracas como destinos, en una visita que, dijo, le ha servido de inspiración para un nuevo trabajo.
"Antes de venir aquí estuve en Colombia y allí escuché sobre la violencia, y pensé en crear una obra que refleje la violencia que tenemos como sociedad. Cuando vine aquí me di cuenta de que el auto tenía las ventanas blindadas y quiero expresar el miedo que tenemos todos", señaló.
En un reflejo de su apego por los detalles, Liu Bolin observaba de cerca el trabajo de los artistas venezolanos que pintaban sobre el cuerpo de unos 20 voluntarios las imágenes de billetes de bolívares y tomaba su pincel para hacer los retoques necesarios.
Entre los voluntarios inscritos para hacer de estatuas humanas se encontraba la decoradora Beltis Carrillo, que prestó su cuerpo durante cinco horas para que un artista pintara sobre ella la imagen de un billete de 50 bolívares.
"Una de mis hijas me preguntó si quería hacerlo y no lo dudé. Es algo que no he hecho en mi vida. Uno se olvida del cansancio, de todo, porque además sabe que las fotos después van a ser expuestas en muchos lados", dijo Carrillo a Efe.
La presentación de Liu Bolin incluye también pintar en la piel de un grupo de voluntarios cajas de una famosa marca local de harina de maíz, base para las típicas arepas venezolanas, como forma de denunciar que la persona se ha convertido en un producto.
Pese a que una parte clave de su trabajo es permanecer inmóvil para confundirse por completo con sus obras, este artista que comenzó su técnica para denunciar las dificultades que muchas veces sufrían los artistas chinos para expresarse, no piensa quedarse quieto y ya piensa en próximos desafíos.
"Me gustaría hacer una presentación donde viven indígenas o en Egipto, me gustan los lugares con culturas ancestrales", dijo mediante una intérprete que tradujo sus palabras desde el chino mandarín. EFE