En diciembre de 2012, James Cleaveland tuvo una resolución de Año Nuevo poco ortodoxa: hacer todo lo posible para evitar que la policía de la ciudad estadounidense de Keene, en Nueva Hampshire, emitiera multas de estacionamiento.
Cleaveland y un grupo de amigos salieron a las calles con los bolsillos llenos de monedas y se le adelantaron a la policía local metiéndolas en los parquímetros antes de que éstos expiraran y los agentes pudieran emitir infracciones de US$5.
Ellos llaman a su práctica "Robin Hood" y en poco más de cuatro meses, el grupo afirma haberles hecho ahorrar a los automovilistas distraídos más de 2.000 multas.
No es la primera vez que alteran la calma de este pueblo: ya se los conoce por fumar marihuana en público en la plaza central para protestar contra las leyes antidrogas y por realizar una manifestación contra las restricciones de armas que consistió en una mujer medio desnuda armada con una pistola caminando por el centro.
"Es mi filosofía", expresó Cleaveland, de 26 años, miembro de un grupo llamado Free Keene, que suscribe el principio liberal de que el gobierno debe ser lo menos visible posible.
"No me gustan las multas por aparcamiento porque no creo que el aparcamiento deba ser un delito", dijo a BBC Mundo. "Cuando pagamos los parquímetros para otros, recibimos muchas gracias del público porque salvar a una persona de una boleta de aparcamiento es algo agradable".
Estresados
El gobierno de la ciudad de Keene no comparte la opinión de Cleaveland. El mes pasado presentó una demanda en un tribunal estatal contra él y otras cinco personas para que se emita una orden de restricción que los mantenga a más de 15 metros de distancia de los parquímetros.
La demanda acusa a Cleaveland y otros cinco activistas de grabar en video, burlarse e intimidar a su personal de parquímetros.
El presunto comportamiento incluye perseguir a los oficiales en bicicleta, gritando insultos y acusándolos de robar dinero de la gente. Uno de los agentes quedó tan estresado que se quejó de palpitaciones del corazón y comenzó a tener pesadillas con el grupo, de acuerdo con documentos de la corte.
"Está afectando a los empleados y se está consumiendo una gran cantidad de tiempo y energía en hacerles frente", declaró James Duffy, miembro del Consejo de Keene, a la agencia Reuters.
Uno de los compañeros de Cleaveland, quienes han prometido continuar con su labor, es el bloguero Ian Freeman, quien indicó a BBC Mundo que las acusaciones de la ciudad son "ridículas".
"Si la ciudad tuviera pruebas de acoso podría acusar a cualquiera y no lo ha hecho", sostiene Freeman. "De hecho, la descripción del trabajo de los inspectores de parquímetros dice que están preparados para soportar abuso verbal y mental".
Sin embargo, niega que estos modernos Robin Hoods se comporten de esa manera: "Creo que están actuando cortésmente con ellos. Además se supone que tengan que lidiar con ese abuso y se están quejando de ello. Es una demanda hipócrita y ridícula".
Por su parte, Cleaveland agregó que conoce a cada asistente de estacionamiento por su nombre. "Yo no los sigo cuando están fuera de servicio", señaló. "Ellos siempre usan la excusa de ‘Sólo estoy haciendo mi trabajo’. Yo siempre digo "estoy haciendo el mío también". /BBC