¿Tienes duda de poner una televisión en el cuarto de tus hijos? Es muy probable que no seas el único que se encuentra en ese dilema.
Según los expertos, lo ideal sería que no tuviesen pantallas en su cuarto, entiéndase por pantallas los TV, las consolas de videojuegos, tablets o teléfonos inteligentes; ya que mirar este tipo de aparatos tecnológicos está asociado con problemas de sueño y disminución del rendimiento escolar.
Además, si los niños tienen acceso libre a distintos contenidos, sin control parental ni supervisión de un representante, no se podrán controlar los contenidos ni el tiempo de exposición ante ellos.
¿Por qué controlar el uso de la televisión?
Al ser de corta edad, se les dificulta diferenciar la realidad de la fantasía, por lo que pueden verse afectados psicológicamente con escenas de sexo, violencia, discriminación o terror. También pueden pasar demasiado tiempo frente al televisor, omitiendo lo recomendado, que son dos horas diarias.
El contacto excesivo con la televisión puede generar efectos negativos, como el doble de riesgo de padecer asma infantil y el aumento de los niveles de glucosa en niños o niñas con diabetes tipo 1. También puede llegar a provocar obesidad, porque genera sedentarismo en quienes la utilizan como método recreativo.
Otras de las secuelas pueden ser: disminución de la producción de melatonina, encargada de regular los ciclos de día y noche, y de sueño y vigilia; perjudica el sistema inmune; acelera la pubertad; producción de cáncer en las células; dos tipos de diabetes; problemas de la vista; trastornos del sueño, entre otros.
Conclusión
La televisión no se puede convertir en la cuidadora de los niños mientras los padres están ocupados en labores domésticas o funciones de trabajo. O por lo menos esta no puede ser la norma.
Este tipo de distracciones pueden generar cambios de conducta en los niños y niñas, que se fijen patrones violentos, discriminatorios o irrespetuosos. Incluso que aprendan malas palabras, al no tener la supervisión constante de sus padres o representantes.
Por otra parte, se pueden aislar al verse sumergidos en los contenidos que consumen, lo que generaría la interrupción de la comunicación con el núcleo familiar.
No obstante, debes tener presente que no todo es malo, ver la televisión es una de las actividades favoritas de grandes y pequeños, con la que pueden reforzar actitudes, desarrollar habilidades, formar su comportamiento y definir su personalidad. Es un medio de distracción que les ayuda a disminuir las tensiones y obtener información que puede llegar a ser muy valiosa para su crecimiento, siempre que se use con moderación y bajo la supervisión necesaria.
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