La sede de la Filarmónica de Berlín celebra estos días el 50 aniversario de su inauguración, consagrada como uno de los auditorios de mejor acústica del mundo tras unos inicios algo tortuosos por la peculiar concepción y estética del edificio.
El inmueble surgido del talento visionario de un arquitecto, Hans Scharoun, fue visitado el pasado domingo por la canciller, Angela Merkel, para el concierto conmemorativo del medio siglo de existencia y hoy el presidente del país, Joachim Gauck, se sumará a las celebraciones, con una recepción en su Palacio de Bellevue.
"Es un extraordinario, muy logrado edificio. Su arquitecto hizo un magnífico trabajo, tanto en lo exterior como a la experiencia musical que proporciona", afirmó la canciller.
Merkel hizo un alto en su agenda política, marcada por la formación de su próximo gobierno, para asistir con su esposo, Joachim Sauer, a una gala de sabor popular, con música de Beethoven y degustación de salchichas picantes -currywurst- en el entreacto.
A la canciller y a su esposo se les conoce como incondicionales del wagneriano Festival de Bayreuth, en Baviera, más que de la filarmónica berlinesa, pero con su mensaje dio en el clavo en lo que fue durante años el tema recurrente alrededor del edificio.
Scharoun creó para la filarmónica berlinesa un revolucionario auditorio, en el que la orquesta queda inmersa en el centro de una constelación de palcos y patio de butacas -un total de 2.440- a distintos niveles.
Esta distribución hizo que se la tachara de "circo musical", mientras que sus revolucionarias fachadas asimétricas en tonos ocres tampoco encajaban en los cánones urbanísticos de los años 60.
La idea de Scharoun de colocar a la orquesta en el centro fue considerada anómala y hasta "enloquecedora", tanto para el director como para el público, según una crónica de entonces de "Der Tagesspiegel", recuperada por el periódico para este aniversario.
Un auditorio circular "es algo primitivo, propio de actos para música étnica o paradas militares", escribía entonces el crítico del rotativo berlinés, que 50 años después constata el error de apreciación de su cronista.
El circo musical es hoy espacio codiciado por las mejores batutas del mundo, sea su titular, Sir Simon Rattle, sus antecesores Herbert von Karajan y Claudio Abbado, o los más ilustres invitados.
Scharoun creó asimismo escuela con su estructura exterior, inspiradora de las filarmónicas de Colonia y Leipzig, en Alemania, o del Suntory Hall de Tokio y el Musikkitalo de Helsinki, admite ahora "Tagesspiegel".
La Filarmónica de Berlín es un edificio genialmente concebido, que permite recorrer sus espacios, con desniveles de hasta 13 metros, sin provocar incomodidades en el espectador, al que además se ofrece el privilegio de "sumergirse" en el concierto.
Bajo la dirección de Sir Rattle la filarmónica ha convertido en experiencia de participación activa cada uno de sus conciertos y ha mantenido el espíritu experimental y lúdico del arquitecto.
La sede de la filarmónica quedó solemnemente inaugurada el 15 de octubre de 1963 como exponente de la arquitectura moderna, generada por la democracia que era el sector occidental, frente al comunismo del este, en el Berlín dividido.
El Muro llevaba dos años en pié y el edificio quedaba en directa vecindad con la división ciudadana, lo que le dio aire de "ventana al mundo" desde el oasis en que se convirtió el sector occidental, encorsetado en la República Democrática Alemana (RDA).
Cincuenta años después -y tras algunas modificaciones debidas a la era de Von Karajan-, ya no se cuestiona la grandeza de la Filarmónica, un "patito feo" que acabó deslumbrando al mundo. EFE