El viaje de Nemo en la película “Buscando a Nemo” tiene ahora más sentido. Un estudio mostró que las larvas de pez payaso, pueden nadar hasta 400 kilómetros en busca de un nuevo hogar.
Es bien sabido que los peces payaso pasan toda su vida adulta bajo la protección de una anémona. Pero cuando son bebés, vagan por el oceáno abierto, dice el coautor del estudio, Hugo Harrison, del Centro ARC de Excelencia para Estudios de Arrecifes de Coral (Coral CoE) en la Universidad James Cook, en Australia.
“En el pasado, no sabíamos a dónde iban, pero ahora tenemos un visión poco común de hasta dónde pueden nadar a través de grandes extensiones de océano para encontrar un nuevo hogar”, dice.
“Saber lo lejos que se dispersan las larvas nos ayuda a entender cómo las poblaciones de peces pueden adaptarse a los cambios ambientales -afirma el doctor Harrison”.
Se recogieron muestras de las dos únicas poblaciones conocidas de pez payaso (‘Amphiprion omanensis’) en ese país. Estas dos poblaciones están separados por 400 kilómetros de agua oceánica. Así que los peces deben migrar entre estas poblaciones.
Los investigadores recogieron muestras del tejido de casi 400 peces payaso y utilizaron la huella de ADN para identificar los peces que habían emigrado entre las dos poblaciones.
Para su sorpresa, se descubrió que los peces estaban realizando migraciones regulares de una población a otra lo que implicaba nadar 400 kilómetros. Esto es algo ‘épico’ ya que sólo miden poco milímetros de longitud y sólo unos pocos días para nadar, así que deben utilizar las corrientes marinas para migrar.
La mayoría de los peces viajan de norte a sur, y se debe a que son las corrientes dominantes de la región. Una vez llegados a su nuevo hogar se asientan en anémonas y sobreviven el tiempo suficiente para reproducirse.
Lejos de lo que se creía, las poblaciones marinas están interconectadas. Así que deben realizar un viaje épico para llegar a su nuevo hogar. Después de todo, el gran viaje de Nemo tiene base científica.
Con información de Planetacurioso