EFE
Los restaurantes étnicos se abren paso en La Habana con exóticas ofertas que van del pan naan iraní al borsch ruso: un desafío para el paladar cubano y una aventura cotidiana para los chefs y encargados de esos negocios . Locales de comida chilena, brasileña, sueca, mexicana, japonesa, hindú, rusa o árabe han surgido en la ciudad gracias al auge de la gastronomía privada. Aunque algunos han tenido que cerrar sus puertas, otros perseveran a pesar de la inestabilidad de clientes y personal, y de la escasez de suministros.
"Importamos caviar y centeno para el pan negro. Nuestro mayor reto es conseguir lo necesario para hacer el menú, pero por suerte no hemos tenido que cubanizarlo", afirma el cubano Rolando Javier, uno de los tres socios del recién inaugurado Nazdarovie, en pleno malecón habanero, entre matrioshkas, samovares y afiches que rememoran la era soviética. El local ofrece las tradicionales recetas del shashlik caucasiano o sopas como la solianka y el borsch, mientras su bar elabora todos los cocteles con vodka.
"Hacemos comida retrosoviética, platos de regiones que ya no están en la geopolítica de la URSS, pero que se podían probar en sus antiguas repúblicas. Es una definición rara, pero no queremos estrechar el concepto a comida rusa", explicó Rolando.
Actualmente Rusia es uno de los principales países emisores de turistas a Cuba, un punto fuerte para Nazdarovie, que también apela a la nostalgia de los miles de cubanos que estudiaron y trabajaron en la URSS y de una comunidad de emigrantes de países exsocialistas que hoy representa el 26% de los extranjeros residentes en la isla.
2014-10-06