EFE
Tras la masacre de cinco policías perpetrada este jueves, la ciudad de Dallas (EEUU) intentó hoy recobrar el aliento en un ambiente que evoca la tristeza y el dolor que causó el asesinato del presidente John F. Kennedy en 1963.
"Lo de Kennedy fue más grande porque mucha gente lo quería en el mundo. Pero esto se le acerca", comentó a Efe Ray Ortiz, empleado de un hotel próximo al lugar de la matanza en el centro histórico de Dallas, frecuentado habitualmente por legiones de turistas.
La urbe tejana sigue sumida en la pesadumbre dos días después del tiroteo supuestamente cometido por un francotirador que quería "matar a policías blancos", identificado como Micah Xavier Johnson, un negro de 25 años y veterano de la guerra de Afganistán.
Johnson, fallecido en un choque con las fuerzas del orden, abrió fuego contra los agentes que vigilaban una protesta de cientos de personas que repudiaban la muerte esta semana de dos ciudadanos negros a manos de la Policía en Luisiana y Minesota.
El tiroteo ocurrió a unos cinco minutos a pie de la Plaza Dealey, donde el 22 de noviembre de 1963 murió Kennedy -trigésimo quinto presidente de EEUU- abatido por Lee Harvey Oswald, quien presuntamente disparó con un rifle desde el sexto piso del almacén Texas School Book Depository, transformado hoy día en un museo.
Tras la matanza del jueves, que también causó nueve heridos (siete agentes y dos civiles), el fantasma del asesinato de Kennedy, que trastocó la historia de Estados Unidos, ha vuelto a resucitar en la memoria colectiva de los lugareños.
"Esto es un golpe muy fuerte. No debía haber pasado. Es terrible. Nunca nos vamos a olvidar, como cuando Kennedy fue asesinado. Es lo mismo. Vivimos todo eso. Yo tenía 16 años. ¿Cómo se puede olvidar algo así? No se puede", relató a Efe Melinda Macías.
Acompañada de su nieto Nicolás, la señora Macías se personó hoy ante el Departamento de Policía de Dallas, a cuyas puertas se ha erigido un improvisado monumento de tributo a los cinco agentes que perdieron la vida.
2016-07-09