Un centro de ciencias de Cabo Cod y una empresa de naviera colaboran para emplear boyas robóticas que protejan a unas ballenas en peligro de extinción de los impactos letales de los barcos.
El laboratorio del Instituto Oceanográfico de Woods Hole desarrolló esta tecnología. A su vez, esta utiliza boyas y planeadores submarinos para grabar los sonidos de las ballenas casi en tiempo real.
Las grabadoras robóticas permiten a los científicos, a los navegantes y al público en general conocer la ubicación de las singulares ballenas francas del Atlántico Norte, explicó Mark Baumgartner, ecólogo marino del Instituto Oceanográfico de Woods Hole, cuyo laboratorio también opera las boyas.
Ballenas francas
Esta especie tiene menos de 340 ejemplares en el mundo y las colisiones con los barcos son una de sus principales amenazas. Pues estas viajan por algunos tramos del océano más transitados del planeta.
Ahora, el gigante naviero francés CMA CGM colabora con Instituto Oceanográfico de Woods Hole para desplegar dos de las boyas robóticas frente a Norfolk, Virginia, y Savannah, Georgia.
Según Baumgartner, CMA CGM financia el despliegue de las boyas, que se añadirán a los datos recogidos por otras seis en la costa este. En breve podrían desplegarse las dos nuevas boyas para realizar pruebas, agregó.
“Tenemos que cambiar nuestras prácticas industriales cuando las ballenas están cerca. Eso es lo que permite esta tecnología”, dijo Baumgartner. “Contar con la industria para que nos diga lo que funciona y lo que no. Esa es la mejor manera de encontrar soluciones que se apliquen realmente”.
La caza comercial
En su día, estas ballenas eran abundantes en la costa este de Estados Unido. Sin embargo, sus poblaciones se vieron diezmadas por la caza comercial de ballenas desde hace varias generaciones. En la actualidad, son vulnerables a las colisiones con los barcos y a quedar enredadas en las redes de pesca.
Además, su población ha disminuido en los últimos años a causa de la elevada mortalidad y la escasa reproducción.
Una compleja red de áreas protegidas y de restricciones a la navegación ayuda a las ballenas. Sin embargo, los científicos han alertado recientemente que las ballenas se han alejado de las zonas protegidas en busca de alimento a medida que las aguas son más cálidas. Eso las ha hecho más vulnerables.
AP
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