Durante la Semana Santa, mientras los fieles de todo el mundo reflexionan sobre la vida y el sacrificio del hijo de Dios, surge una pregunta que ha intrigado a generaciones de historiadores: ¿Cómo era la apariencia de Jesús realmente?
La tradicional imagen que se tiene de Cristo, como un joven de piel blanca, ojos claros y un cabello largo y castaño, ampliamente difundida en el arte occidental, ha sido centro de debate en otras culturas.
Expertos en diversas áreas, desde la arqueología hasta la antropología forense, han reunido esfuerzos para ofrecer una perspectiva más fiel a la fisionomía de Jesús.
A través de una publicación en su cuenta de Instagram, History Latinoamericana realiza un acercamiento a lo que pudo ser su verdadera piel.
¿Cómo era Jesús realmente?
De acuerdo con History, la imagen de Jesús de Nazaret ha sido transformada "cultural y visualmente" por siglos, con ideales estéticos europeos.
Durante los primeros años del Cristianismo, las imágenes mostraban a Cristo como un hombre imberbe, con barba y túnica.
Sin embargo, con la llegada del Renacimiento, pintores como Leonardo Da Vinci o Rafael crearon sus obras con un Jesús de rasgos más estilizados.
Dichas imágenes se popularizaron y exportaron al resto del mundo.
Pero, los expertos coinciden en que existen grandes probabilidades de que Jesús tuviera los siguientes rasgos:
- Piel oscura o aceituna
- Ojos marrones
- Rostro robusto
- Cabello oscuro rizado/crespo
- Estatura baja
No obstante, a lo largo de los años, distintas culturas han creado una representación de Cristo con rasgos más locales, que busca adaptar la fe a diversos contextos culturales.
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