Los Yankees descubrieron a una verdadera joya en el estado Miranda con la aparición de Oswaldo Cabrera, pero a los Mulos del Bronx les ocurrió lo mismo que aconteció en las épocas de colonización del continente americano.
Quienes llegaron aquí, creyeron haber descubierto estas tierras; pero no fue así, el nuevo mundo para los europeos tenía siglos de existencia y civilización. De forma idéntica, un muy joven Oswaldo Cabrera ya deslumbraba en los terrenos del municipio Plaza y por toda la entidad, con una versatilidad que le abrió las puertas en el equipo más ganador de la Gran Carpa.
Constancia, talento, trabajo duro, humildad, inteligencia, perspicacia, audacia, fe, capacidad, visión, empuje y mucho beisbol; son herramientas fundamentales que le hicieron escalar poco a poco hasta esa superficie gloriosa que significa el Yankee Stadium, para compartir de tú a tú con Aaron Boone, con Gleiber y con un Juez.
Cuando Ozzie Cabrera nació, en marzo de 1999; estaba ya por iniciar la temporada de Grandes Ligas, y aquel equipo de Los Yankees cuando él abrió los ojos por primera vez, estaba repleto de legendarias figuras en la que sería la zafra neoyorquina número 97: Hombres como Derek Jeter Paul O´neill, Bernie Williams, Tino Martínez, Jorge Posada o hasta su propio compatriota Luis Sojo; armaban esa cofradía.
Paradójicamente, estos poderosos Yankees resultarían en campeones mundiales luego de derrotar a los Bravos de Atlanta en cuatro juegos y así consumar su corona número 25 en la historia. Sí, todo esto, el mismo año que Guarenas vio venir a Oswaldo Cabrera. ¿Podrá el destino de Los Mulos del Bronx, obsequiarle a este muchacho la conquista de otra Serie Mundial en el año de debut?
Cuando Cabrera lideró los departamentos de hits y carreras impulsadas en la Liga Este de la categoría AA, la orden gerencial fue protegerlo de inmediato entre los jugadores elegibles. Por eso, toda la directiva al mando de los Steinbrenner, decidió colocarlo en el roster de 40 y con el cartel de NO transferible. Terminaría ese periplo como el Jugador Más Valioso del circuito ¡No se equivocaron quienes vinieron a buscarlo al centro-norte de Venezuela!
Debutante el 17 de agosto del 2022, llegó quizás para no descender nunca más: Abrió como el tercera base titular y no defraudó. La historia se repite en cualquier posición que lo coloquen. ¡Selecciónela usted! Segunda, shortstop, el jardín derecho, entre otros. El resultado es el mismo, cada vez que lo exigen; Oswaldo es un verdadero espectáculo.
Por ahora lleva en su espalda el doble dígito 95, tal vez lo conserve; o pudiera pedir un dorsal más emblemático para sus memorias personales. Lo que sí es seguro, es que NO hay manera, el muchacho de Guarenas avanza a toda carrera.
Si me necesitan, estaré al 100%
Entrevistado hace poco sobre la posibilidad de incluir su nombre en la selección venezolana que representará al país en el Clásico Mundial de Beisbol, Oswaldo Cabrera no lo pensó dos veces para responder emocionado:
“Si me necesitan, estaré dando el 100%”…. Dijo el joven que no pretende apartarse del lineup Yankee mientras siga defendiendo con la seguridad que le caracteriza.
Meta cumplida de Oswaldo Cabrera
La noche que lo llamaron, el creyó que se trataba de una broma; era el fin de una jornada bastante normal y al sonar el teléfono le esperaba una ansiada meta: Compartir el clubhouse con todas esas súper estrellas que antes miraba desde la televisión.
"Poder vivir la historia que está haciendo Aaron Judge como compañero, son cosas que no se ven todos los días y no se ven con cualquier pelotero", detalló en rueda de prensa mientras también por vez primera, era el foco principal de toda la prensa latina que cubre a los Yankees desde la Gran Manzana.
Una lesión lo apartó dos meses
Toda historia jamás está completa, si sólo se plasman en ella los grandiosos momentos de gloria; por eso se hace necesario que estén implícitas las dificultades de un portentoso camino.
Una lesión lo separó de los terrenos por dos meses y según confesó, este ha sido el momento más difícil de su carrera hasta ahora. Las alarmas se encendieron en su cabeza y pensó, claramente, lo peor.
"En toda mi carrera, el obstáculo más grande que he tenido ha sido este año… Hubo un momento en las menores que no tenía el average muy alto, estaban pasando cosas que me estaban afectando. Me lesioné y estuve dos meses afuera. Tuve que empeñarme en volver y poner el trabajo", confesó el incansable muchacho que crece cada día más a pasos agigantados.
No es poca cosa lo que ha logrado Oswaldo Cabrera, pues, ingresó a un selecto grupo de criollos que logra enfundarse la camiseta de los Yankees de Nueva York a lo largo de la historia del beisbol estadounidense.
"Desde el momento que entré al clubhouse, todos me hicieron un buen recibimiento y me dieron muchísima confianza. El primer juego… Desde que firmé con los Yankees, esta fue mi meta. Todo el mundo sabe que no es fácil, pero puedo representar al país como lo ha hecho Gleyber (Torres) y todos esos jugadores que han pasado por el equipo", exclamó frente a los medios.
Oswaldo Cabrera: Fanático de Marwin
Cuando todo muchacho es niño, se inspira en esas inalcanzables figuras en las que añora convertirse. Y más, si eres un niño beisbolista que mira a través de una pantalla, a sus ídolos del momento.
y en este apartado, Oswaldo Cabrera no es la excepción: El utility yanquista confesó ser aficionado de Marwin González, en los tiempos cuando Marwin defendía el uniforme de los Leones del Caracas; equipo por el cual, dicho sea de paso, siente un especial amor.
"Yo lo veía (A Marwin González) desde chiquito cuándo jugaba con los Leones del Caracas, era uno de mis jugadores favoritos. Es versátil en cada posición que lo ponían, desde ese momento, pudimos compartir y es uno de los que me da consejos y está pendiente de mi", confesó Oswaldo Cabrera sobre su beisbolista predilecto a quien no dejó mal con el futuro promisorio que está labrando, pues; él también es un destacado utility que se perfila a ir por más.
Ahora, la llamada ley de la atracción; tampoco le mostró un sendero distinto. Marwin está allí a su lado como una especie de mentor fundamental.
¡Vaya éxito! Lo soñó siendo categoría infantil, y él mismo se convirtió en el albañil por excelencia, de lo que algún día al dormir; imaginó.
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