El Clásico está a la vuelta de la esquina, un partido que asoma en el horizonte, con el Real Madrid apoyado en una nueva remontada europea y con un Barcelona puntero que nada tiene que ver con el de las últimas temporadas, algo por lo que nadie apostó en agosto .
Estamos ante un clásico que también se caracteriza por el oro que lucirá Vinicius Junior en París el próximo lunes. El Balón de Oro espera al brasileño en París, pero antes afronta el reto de poder volver a marcar la diferencia y ser el jugador decisivo.
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Ambos equipos cuentan con muchos de los mejores futbolistas del mundo. Algo en común. Es cierto que el exjugador del Flamengo es ahora quien recibe elogios y atenciones, pero no se puede dar la espalda a lo que pueden hacer Bellingham, Lamine, Raphinha, Mbappé o Lewandowski, jugadores capaces de decidir el partido por sí solos.
Los focos están puestos en Vinicius Júnior. Se lo merece, como el dorado del lunes por la noche. Llegó aquí hace seis años y ha podido superar todos los obstáculos que se le han presentado en su camino hacia el paraíso del fútbol. Su crecimiento no muestra signos de desaceleración. De lo contrario. En cada partido muestra mejores y nuevos registros, sorprende y es capaz de llevar a su equipo a la victoria cuando parece que las cosas van peor.
Lo demuestra su participación decisiva en nueve de los diez partidos de liga hasta el momento. Seis asistencias y cinco goles, cruciales en todos los partidos menos uno de su equipo hasta el momento. A estos números se suman los tres goles marcados ante el Borussia en la Liga de Campeones.
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