Texto original de Fiorella Agostini:
La nostalgia suele ser un motor poderoso, capaz de transportarnos a esos momentos que marcaron nuestra infancia, y hay uno que comparte toda una generación de venezolanas: el de llegar a casa del colegio y esperar a que se hicieran las 6:00pm y encender el televisor para ver Isa TKM en Nickelodeon. María Gabriela de Faría era la fascinación de toda niña entre los 7 y 12 años en el 2008.
Años más tarde, volvió a cautivarnos como la villana de Grachi, consolidando su lugar como un ícono de nuestra adolescencia y de repente, todas queríamos llevar mechas postizas de colores, imitando a Mía, el personaje que interpretaba María Gabriela.
Recuerdo tener 8 años y llegar al centro comercial San Ignacio a la firma de discos de Isa TKM y ver mi ilusión de conocer a María Gabriela desvanecerse entre la gran multitud, las colas eran kilométricas, las niñas gritaban estaban eufóricas y luego de pasar horas allí, sin perder la esperanza, tuve que regresar a mi casa con un nudo en la garganta y mi CD sin firmar.
Pero la vida puede ser sorprendente a veces y 14 años más tarde la conocí. El escenario: el Santa Teresa Fest.
Muy audaces, un amigo y yo nos habíamos "coleado" en la zona VIP del festival. Caminábamos hacia la barra, para disfrutar de los tragos gratis antes de que nos botaran y entre el bullicio de la gente la vi. De espaldas, pequeñita pero inconfundible, llevaba puesto un pantalon verde militar y un top negro. "Esa es María Gabriela de Faría", le dije a mi amigo, quien, incrédulo, preguntó: "¿Cómo sabes si está de espaldas?". El reconocimiento fue instintivo, María Gabriela era una figura que había habitado mis pantallas por años.
Nos acercamos con discreción y, con una mezcla de muchos nervios y emoción, le dije: "Hola, disculpa que te molestemos, pero soy tu fan desde que tengo 7 años". La expresión de María Gabriela se transformó; una sonrisa genuina iluminó su rostro. Se había conmovido. La conversación fluyó con mucha naturalidad. Me contó que estaba visitando a su familia en Venezuela, disfrutando de unos días en casa. Hablamos del festival y de los artistas que se presentarían. Luego, el tema derivó hacia su nuevo proyecto: su marca de skin care, Terra. Le confesé mi nula rutina de cuidado de la piel y ella de forma muy dulce me dijo que tenía una piel muy bonita. El momento culminó con la infaltable fotografía. Nos despedimos, deseándole mucho éxito en sus proyectos.
Fue una experiencia surreal. Había cumplido el sueño de mi yo de 7 años, la niña que regresó triste de una firma de autógrafos.
Desde sus inicios en la televisión juvenil venezolana con Tukiti, María Gabriela de Faría no tardó en demostrar su versatilidad. De estrella de Nickelodeon en producciones como Isa TKM y Grachi, rápidamente dio el salto a roles más complejos como el de la película El Exorcismo de Dios de Alejandro Hidalgo. Cada paso en su carrera ha sido un testimonio de su dedicación y habilidad para transformarse y sorprender a su audiencia, cosechando éxitos que la han posicionado como una figura destacada en la industria del entretenimiento.
Hoy, María Gabriela de Faría pone el nombre de Venezuela en alto en Hollywood, afianzándose como una estrella global con su papel de Angela Spica, The Engineer la villana de la nueva película de Superman.
Y yo, no puedo creer que tuve el privilegio de cruzarme con ella.
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